En Chile se pierden 5,2 millones de toneladas de alimentos al año
Tiempo de lectura: 2 minutos Dicha cifra, investigada por un académico de la Universidad de Las Américas, impacta la seguridad alimentaria y el medio ambiente, con un desperdicio similar al de 6.000 litros de agua por cada kilo de cerdo desechado.
A nivel mundial, la pérdida y el desperdicio de alimentos tienen consecuencias sociales, económicas y ambientales preocupantes. La FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) estima que cada año se pierden 1.300 millones de toneladas de comida, lo que representa un tercio de los alimentos disponibles para consumo.
Con el objetivo de conocer cuál es la realidad de Chile en esta materia, el académico de la Facultad de Ingeniería y Negocios de la Universidad de Las Américas, Daniel Durán, lideró un estudio que, entre sus principales resultados destaca que se pierden 5,2 millones de toneladas de comida y el 68% de frutas y verduras producidas quedan fuera del consumo.
«Es un problema de magnitud global, con impactos sociales, económicos y ambientales», señala el investigador, quien recomienda controlar estas pérdidas para mejorar la seguridad alimentaria y reducir el impacto ambiental.
Junto con ello, «la producción de alimentos requiere importantes cantidades de agua y tierra, además de generar emisiones de gases de efecto invernadero«, agrega Durán.
El académico también explica que hay muchas causas tras la pérdida de comida, y atraviesan toda la cadena alimentaria: desde la cosecha y el almacenamiento hasta el procesamiento, distribución y consumo, tanto en hogares como en comercios. Por ejemplo, desperdiciar un kilo de cerdo es como perder 6.000 litros de agua, que es lo que una persona consumiría en dos meses.
Los países más desarrollados desperdician más alimentos en la fase de consumo, debido a que tienen mayor eficiencia en producción y almacenamiento. Por el contrario, en naciones con menores ingresos las pérdidas se dan entre la cosecha y distribución. En este contexto, Chile parece situarse en un punto intermedio entre ambos escenarios.
El rol de la «tarjeta Junaeb» en el desperdicio
Un segundo estudio, también realizado por Durán, en cafeterías y casinos de instituciones de educación superior –y que se publicó en dos artículos en el mes de octubre en las revistas Cogent Food & Agriculture y Journal of Foodservice Business Research–, arrojó que las causas del desperdicio de comida están relacionadas tanto con el comportamiento del consumidor como del distribuidor, debido a factores fundamentalmente económicos.
Las acciones para mitigar esta situación tributan directamente al ODS número 12, de consumo responsable, que tiene entre sus metas disminuir a la mitad el desperdicio per cápita mundial.
«Una de las razones que expusieron los usuarios es que no llegaban a cubrir su alimentación del mes con la beca de la JUNAEB, y se ven obligados a traer su comida desde la casa en los últimos días. Es decir, la demanda estimada en restoranes y cafeterías se ve disminuida en relación a la primera etapa del mes, aumentando el nivel de desperdicio durante ese período», explica el investigador.
Otro aspecto crítico identificado es el consumo masivo de pan en Chile -cerca de 96 kilos per cápita anuales, el segundo más alto del mundo-, que genera dificultades en los casinos universitarios cuando la demanda disminuye. La corta vida útil de estos productos agudiza el problema.
El propósito de estas investigaciones es, con la información recabada, ayudar a implementar políticas públicas más efectivas y estrategias de gestión, además de visibilizar los efectos ambientales y en seguridad alimentaria, sobre todo para las poblaciones más vulnerables.