Los cuervos, al igual que los humanos, son capaces de distinguir formas geométricas

Tiempo de lectura: 2 minutos Un reciente estudio de la Universidad de Tubinga revela que esta destreza geométrica, antes considerada exclusiva de los humanos, podría tener raíces evolutivas más profundas en el reino animal.
Los cuervos no dejan de asombrar a la comunidad científica con sus capacidades cognitivas. A sus conocidas habilidades, como el uso de herramientas o ciertas destrezas aritméticas, se suma ahora una inesperada percepción geométrica.
Un reciente estudio de la Universidad de Tubinga (Alemania), publicado en la prestigiosa revista Science, demostró que estas aves pueden identificar espontáneamente, sin ningún tipo de entrenamiento previo, la figura «intrusa» dentro de un conjunto de formas cuadriláteras irregulares, incluso cuando estas varían en posición, tamaño y orientación.
Este hallazgo es particularmente significativo porque experimentos similares realizados anteriormente con primates no humanos no arrojaron resultados positivos.
Esto sugiere que los cuervos podrían poseer un sentido visual de la geometría euclidiana que es singular en el mundo animal, más allá de los humanos. Se postula que las aves podrían utilizar el reconocimiento de irregularidades espaciales como una herramienta fundamental para la orientación en su entorno.
¿Cómo descubrieron esta habilidad geométrica en los cuervos?
El equipo de investigación centró sus esfuerzos en el cuervo carroñero (Corvus corone corone), una especie ya famosa por su inteligencia.
El experimento se diseñó en etapas cuidadosas para evaluar la capacidad innata de las aves. Inicialmente, presentaron a dos cuervos adultos un conjunto de seis formas, donde cinco eran idénticas (por ejemplo, estrellas de diferente tamaño y rotación) y una era diferente (una luna creciente). Se animó a los cuervos a picotear la forma intrusa, estableciendo la comprensión de la tarea.
Posteriormente, el núcleo del estudio: se repitió el experimento utilizando exclusivamente cuadriláteros. Se mezclaron figuras como cuadrados, trapecios, rombos y otras formas de cuatro lados más irregulares y asimétricas. En cada prueba, se mostraban cinco cuadriláteros idénticos (variando en posición, rotación y tamaño) junto a un cuadrilátero «intruso» con propiedades geométricas distintas.
Sorprendentemente, los cuervos aplicaron de inmediato el concepto de «intruso» aprendido en la fase anterior a las formas cuadriláteras. «Fueron capaces de aplicar inmediatamente este concepto (…) identificando el que presentaba propiedades geométricas diferentes», señalan los autores en Science.
Intuición geométrica arraigada en la evolución
Los resultados cuantitativos respaldaron la observación inicial. Uno de los cuervos identificó correctamente el cuadrilátero intruso en el 48,3% de los ensayos, mientras que el segundo alcanzó un éxito del 56,7%. Ambas tasas superan ampliamente el 16,7% esperado por puro azar si tuvieran que elegir una de las seis formas al azar.
Un análisis más detallado del rendimiento a lo largo de múltiples ensayos fue clave: sugirió que los cuervos no estaban aprendiendo a reconocer la regularidad durante el experimento, sino que poseían esta capacidad perceptiva desde el primer momento. Es decir, se trata de una habilidad innata y no adquirida mediante entrenamiento específico para esta tarea.
Además, los cuervos mostraron lo que los investigadores denominaron un «efecto de regularidad geométrica«. Su desempeño fue mejor al identificar intrusos entre formas con características más regulares, como ángulos rectos, lados paralelos o simetría.
Por el contrario, la tasa de éxito disminuía a medida que se les presentaban conjuntos de cuadriláteros más complejos, con ángulos más variables y menor simetría. Esto sugiere que los cuervos basan su discriminación en la evaluación de ángulos y las longitudes relativas de los lados de las figuras bidimensionales.
La conclusión del estudio es profunda: «las intuiciones geométricas no son específicas de los humanos, sino que están profundamente arraigadas en la evolución biológica«.