La fruta en descomposición hace más atractivos a los machos de la mosca de la fruta

Tiempo de lectura: 2 minutos Un estudio demostró que fruta podrida aumenta el éxito en el apareamiento. Además, el insecto es capaz de obtener todos los beneficios del alcohol sin intoxicarse.
Un estudio publicado en la revista Science Advances asoció las frutas en descomposición con el aumento de feromonas y apareamiento en los machos de la mosca de la fruta (Drosophila melanogaster).
Las frutas, en estado de descomposición, generan una sustancia que aumenta la producción de las hormonas sexuales, haciendo que los machos de la mosca sean más atractivos para las hembras.
En paralelo, los investigadores identificaron un mecanismo de control que sirve para obtener los beneficios del consumo de alcohol sin correr el riesgo de intoxicación.
Se sabe que este díptero se siente atraído por el aroma de la fruta cuando está en descomposición, momento en que los microorganismos como las levaduras se multiplican y cambian su metabolismo a la fermentación alcohólica, lo que explica las cantidades de alcohol que contiene la fruta podrida.
Así, el equipo demostró que existe un efecto directo y positivo del consumo de alcohol sobre el éxito de apareamiento de las moscas macho, dado que el metanol aumenta la producción de feromonas sexuales.
¿Cómo hacen para no intoxicarse?
La atracción por el alcohol radica en cómo las moscas macho detectan y procesan el olor de la sustancia en sus cerebros. De acuerdo con el Instituto Max Planck, que participó en el estudio, es importante que tanteen correctamente si la concentración de olor sigue siendo atractiva o se torna repulsiva, evitando la intoxicación etílica. De esta manera, los investigadores hallaron tres circuitos neuronales que se equilibran entre sí en la evaluación del riesgo.
«Además, demostramos que el metanol puede ser mortal, por lo que las moscas adultas deben sopesar con precisión los beneficios y los costos de la exposición en sus entornos naturalmente fermentados y ricos en alcohol», señaló el equipo.
Las evidencias neurofisiológicas identificaron dos líneas de entrada sensorial para el etanol y el metanol, lo que explica la atracción por el alcohol. En el caso de concentraciones excesivas y tóxicas, especialmente para el metanol, una tercera vía evoca repulsión.
«Que distintas vías neuronales con valencia opuesta para el mismo olor se combinen para equilibrar la atracción y la aversión en función del estado fisiológico es una rareza», expresó el primer autor del estudio, Ian Keesey.
Finalmente, el investigador Bill Hansson destacó el reciente estudio como una de las primeras explicaciones de la atracción por el alcohol en un organismo modelo, desde la química a la ecología y desde el cerebro al comportamiento y viceversa.