Neurotecnología: ¿Regular o no la captura de datos mentales?
Tiempo de lectura: 2 minutos Expertos en neurotecnología y ética, bajo auspicio de la UNESCO, abordan el crecimiento vertiginoso de tecnologías que leen y alteran la mente. A través de un informe revelan inversiones millonarias en el sector, lo que, según la revista Nature, preocupa el uso comercial y su impacto para la privacidad y los derechos humanos.
El 13 de julio, neurocientíficos, especialistas en ética y ministros del gobierno se reunieron en París bajo el auspicio de la UNESCO para abordar un tema candente: el rápido avance de la neurotecnología y la lectura de la mente, y las cuestiones éticas que plantea.
Estas tecnologías están interactuando directamente con el cerebro humano para monitorear y alterar su actividad, y van desde dispositivos médicos aprobados, como implantes cerebrales para tratar enfermedades, hasta productos comerciales como dispositivos portátiles utilizados en realidad virtual.
Según consigna la revista Nature, la regulación de la neurotecnología no es solo un problema tecnológico, sino también social y legal. Gabriela Ramos, de la UNESCO, enfatizó que se deben tomar decisiones responsables para proteger los derechos humanos, especialmente la privacidad.
El informe presentado en la reunión reveló que la neurotecnología está creciendo rápidamente como industria, con una inversión de miles de millones de dólares. Sin embargo, el uso potencial de estas tecnologías para crear perfiles individuales y manipular el pensamiento y el comportamiento de las personas genera preocupación. Las neurotecnologías de consumo, como auriculares y pulseras que registran actividad cerebral, plantean problemas de privacidad, ya que algunas empresas exigen que los usuarios cedan la propiedad de sus datos cerebrales.
La regulación se vuelve más urgente en el caso de los dispositivos comerciales, debidos a que el mercado potencial para estos productos es amplio, y las empresas podrían buscar beneficiarse de los datos neuronales de las personas.
La reunión también abordó la cuestión de los «neuroderechos» y cómo la capacidad de registrar y manipular la actividad cerebral desafía los derechos humanos existentes. Se propusieron cinco neuroderechos principales: el derecho a la intimidad mental; protección contra manipulaciones que cambian la personalidad, libre albedrío y toma de decisiones protegidas, acceso equitativo al aumento de capacidades mentales y protección contra sesgos en los algoritmos, fundamentales para la neurotecnología.
Algunos países, como Chile, España, Eslovenia y Arabia Saudita, ya han comenzado a desarrollar regulaciones sobre neurotecnología. Chile, en particular, se destaca por actualizar su constitución para reconocer la necesidad de supervisión legal de estas tecnologías.
El siguiente paso para los estados miembros de la UNESCO será votar en noviembre sobre la producción de directrices globales para la neurotecnología, similar a lo que se está haciendo para la inteligencia artificial. El objetivo es pasar de principios éticos a marcos legales concretos para regular adecuadamente estas tecnologías emergentes y asegurar que su desarrollo beneficie a la sociedad sin comprometer los derechos humanos.
Fuente: Nature