Estudiantes desarrollan robot mantarraya para explorar las profundidades de la Antártica
Tiempo de lectura: 2 minutos El proyecto será trabajado durante un año con el fin de crear un dispositivo no dañino para los desafiantes y frágiles ecosistemas del continente blanco.
SKIPER es el nombre del robot mantarraya elaborado por estudiantes de Ingeniería Mecánica, Bioingeniería y Diseño de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI), que busca explorar el ecosistema submarino de la Antártica.
La iniciativa, que comenzó en 2024 como una investigación sobre las condiciones del continente blanco realizada por la estudiante de ingeniería mecánica, Natalia Wensioe, escaló rápidamente y sumó a otros tres estudiantes: Nicomedes Pommier (ingeniería en diseño y mecánica), Benjamín Loubies (ingeniería en diseño y comercial) y Nicole Castro (bioingeniería), quienes lograron adjudicarse el Fondo Inicia Sostenible de la Corporación de Fomento de la Producción (CORFO).
«La Antártica es un termómetro del cambio climático, pero explorar su ecosistema submarino sigue siendo un desafío enorme. Las condiciones extremas y la fragilidad de su biodiversidad, requiere soluciones innovadoras y seguras para el entorno. Actualmente las tecnologías disponibles son rígidas, disruptivas o arriesgan tanto al personal como al ecosistema», expresó la estudiante de Ingeniería Mecánica, Natalia Wensioe.
Durante un año, las principales actividades asociadas al proyecto consistirán en aquellas relacionada al área de I+D, tales como el diseño del dispositivo y sus mecanismos, desarrollo y testeo robótico/electrónico de prototipos de media y alta resolución, análisis de materiales, desarrollo de una interfaz para la visualización y análisis de datos recolectados y exposición del dispositivo a un ambiente que simule las condiciones a las que se enfrentaría en un futuro.
Por otra parte, buscan participar de eventos y ferias para así ganar exposición en la industria y presentarse ante posibles alianzas y clientes.
Innovación sostenible para un ecosistema vulnerable
El modelo, inspirado en la Manta cornuda (Mobula Tarapacana) contará con un diseño biomimético que permite una integración natural y no invasiva en el ecosistema antártico.
«Cabe recalcar la importancia de la investigación de biodiversidad, dado el enorme porcentaje que desconocemos de este entorno submarino. Esto es crítico tanto para brindar una protección adecuada a las especies, como para la anticipación a consecuencias provocadas por el cambio climático, como lo sucedido con los microorganismos metanogénicos liberados con el derretimiento del permafrost, por ejemplo», comentó Nicole Castro.
«El diseño biomimético permite una integración más natural del dispositivo en el entorno. Además su capacidad de incorporar múltiples sensores y alcanzar áreas remotas, lo vuelve más eficiente que las tecnologías tradicionales», detalló el estudiante de ingeniería en diseño y comercial, Benjamín Loubies.