Paciente con parálisis logró mover un brazo robótico a través de sus pensamientos

Tiempo de lectura: 2 minutos El paciente logró controlar el brazo robótico tras varias sesiones de práctica, las que consideraron una serie de mejoras que le permitieron operar durante siete meses.
A través de su imaginación y un brazo robótico conectado a un dispositivo que transmite las señales del cerebro a un computador, un hombre con parálisis logró mover, agarrar y dejar caer una serie de objetos mediante sus pensamientos.
Se trata de una interfaz cerebro-ordenador (BCI) de electrocorticografía, el dispositivo desarrollado por investigadores de la Universidad de California (UCSF) en Estados Unidos que funcionó por siete meses sin requerir ajustes, superando el promedio de este tipo de dispositivos que no operaban más de dos días. Para lograr estos resultados, la tecnología se adaptó a los pensamientos de movimientos repetitivos que imaginaron los participantes del estudio.
Combinado con la inteligencia artificial (IA), la BCI se adapta a los pequeños cambios en el cerebro cuando una persona repite el movimiento (imaginado) y aprende a optimizar la acción.
«Esta combinación de aprendizaje entre humanos e IA es la siguiente fase de estas interfaces cerebro-computadora, y es lo que necesitamos para lograr una función sofisticada y similar a la de la vida real», sostuvo el neurólogo del Instituto Will de Neurociencias de la UCSF, Karunesh Ganguly.
El proceso que permitió el movimiento
Intrigado por el comportamiento y los patrones de actividad cerebral en animales, Ganguly notó que las representaciones cambiaban día a día a medida que el animal aprendía. Con esta evidencia, su equipo trabajó con un paciente que estaba paralizado tras sufrir un derrame cerebral.
Los investigadores instalaron pequeños sensores en la superficie de su cerebro que captaron los movimientos que imaginó. Para ver si los patrones cerebrales cambiaban con el tiempo, el paciente pensaba en el movimiento de diferentes partes de su cuerpo. Tras esto, su cerebro generó señales que la BCI registró a través de los sensores.
Pese a que los primeros movimientos para controlar una mano y brazo robóticos fueron imprecisos, el equipo logró entrenar a la IA.
La práctica comenzó con un brazo robótico virtual y culminó con el brazo robótico real, momento en que se transfirieron las habilidades del paciente al mundo real.
Ahora, el equipo trabaja en perfeccionar la tecnología y rapidez del brazo, con el objetivo de probarlo en un entorno doméstico.
«Estoy muy seguro de que hemos aprendido cómo construir el sistema ahora y que podemos hacer que funcione«, expresó Ganguly.