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#50Años: La ciencia usada en la búsqueda de los DD.DD.

#50Años: La ciencia usada en la búsqueda de los DD.DD.

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Tiempo de lectura: 4 minutos Las tecnologías y la ciencia sirven para facilitar la vida de las personas, pero también como herramientas al servicio de la memoria y los derechos humanos. En el marco de los 50 años del Golpe, Cooperativa Ciencia entrevistó a especialistas en arqueología y antropología forense, quienes han participado activamente en la búsqueda de personas detenidas desaparecidas.

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Iván Cáceres y Juan Francisco Reyes tienen algo en común: han dedicado parte de sus vidas a buscar la verdad por medio de la arqueología y antropología forense. Ambos han trabajado en terreno, monitoreando diferentes sitios, con el objetivo de encontrar algún indicio que permita identificar a personas detenidas desaparecidas durante la Dictadura.

Durante los 17 años que duró este periodo en la historia de Chile, se estima que al menos 3.200 personas fueron asesinadas o desaparecidas. Sin embargo, de todas ellas, solo unas 307 víctimas de desaparición forzada se han podido identificar al día de hoy.

Hace algunos días, el Gobierno presentó el Plan Nacional de Búsqueda de Detenidos Desaparecidos, cuyo objetivo es esclarecer las circunstancias de desaparición y/o muerte de las víctimas de desaparición forzada, de manera sistemática y permanente. Así, esta iniciativa intentaría saldar la deuda histórica de verdad, justicia y reparación con las personas desaparecidas y sus familias.

Pero desde mucho antes de la existencia de este Plan, la ciencia -a través de la antropología y la arqueología- ya había estado presente en casos de búsqueda, siendo utilizada como una herramienta clave para llegar a la verdad. ¿Cómo han evolucionado las metodologías y tecnologías de búsqueda? ¿Cuál ha sido el rol de la antropología forense? Cooperativa Ciencia conversó con dos expertos que han participado en investigaciones emblemáticas para dar con el paradero de víctimas de la Dictadura.

Incongruencia de identidades

Desde hace más de 30 años que Iván Cáceres lleva dedicándose a la arqueología en diversas causas de derechos humanos. La Cuesta Barriga, el Patio 29 y Colonia Dignidad, han sido parte de los sitios emblemáticos en los que ha participado para la búsqueda de detenidos desaparecidos.

Egresó en 1983 de la carrera de Arqueología de la Universidad de Chile y cinco años después, mientras formaba parte del directorio del Colegio de Antropólogos, la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos solicitó a un grupo especializado de arqueólogos para enfrentar en un futuro próximo estos el hallazgos.

El Patio 29 fue de los primeros casos más importantes en la carrera de Cáceres. Este terreno, ubicado en el Cementerio General, fue utilizado para enterrar a víctimas de la represión militar durante la Dictadura. Al final de la investigación, el arqueólogo y su equipo entregaron un informe donde quedaba estipulada la incongruencia con algunas identidades reconocidas de manera oficial. Desde entonces, Cáceres ha participado activamente en excavaciones, destacando una que investigó los rastros de la dictadura en Colonia Dignidad.

«La excavación arqueológica es fundamental en este tipo de casos porque es única e irrepetible. Uno puede hacer análisis de los restos óseos en laboratorio, entrevistar a las víctimas, y los victimarios muchas veces. Pero la excavación es una vez y si lo hacen mal no tienes cómo volver a reconstruirlo«, señala Cáceres.

Investigar el Patio 16

El año 2020, el antropólogo Juan Francisco Reyes participó junto a un equipo de la primera excavación en el Cementerio Municipal de Copiapó. El objetivo era claro: monitorear el Patio 19 para investigar el paradero de los restos de tres personas detenidas y ejecutadas por la Caravana de Muerte el año 1973.

De un total de 16 personas, 13 ya habían sido encontradas en los años 90′ a excepción de Benito Tapia Tapia, Maguindo Castillo Andrade y Ricardo García Posada. ¿Qué pasó con ellos? Ese sería el desafío de Reyes y su equipo en un monitoreo que se extendió hasta el año 2021, donde participó además el Equipo chileno de Antropología Forense y Derechos Humanos (ECHAF) -ONG fundada por el experto-, con el apoyo de la Municipalidad de Copiapó y la Universidad de Atacama (UDA).

Para lograrlo, los científicos recurrieron al uso de drones para sobrevolar el Patio 16. «Desde una toma aérea pudimos ir analizando los distintos tipos de remoción. Pudimos también catastrar y comparar las fotografías que se hicieron en las pericias desde los 90′ hacia adelante, porque entre los años 90′ y los 2000 el Patio 16 fue intervenido por el Servicio Médico Legal (SML) y la Policía de Investigaciones (PDI)», explica Reyes.

«Usamos la fotografía, ortofotografía y topografía geodésica para decidir dónde buscar. Luego, usamos el georradar para determinar si hubiesen elementos en el subsuelo o perturbaciones que pudiesen ser interpretadas como una inhumación«, detalla.

El trabajo permitió hallar más de 160 fragmentos óseos, lo que fueron sometidos a tomografías. «Como es parcial esta evidencia no nos permite observar directamente lo que pudo ocurrir con el tejido blando», aclara Reyes. Respecto a la identificación de los restos, el antropólogo señala que «no podemos afirmar que estos pertenezcan a las tres víctimas. Las herramientas antropológicas son limitadas«. Sin embargo, es ahí donde está el desafío de implementar nuevas tecnologías para la identificación de restos.

Evolución y desafíos de la ciencia

¿Cómo identificar los fragmentos óseos encontrados? Según Reyes el análisis genético es una de las herramientas más eficaces para lograrlo: «Los recursos del Estado deben estar enfocados en la identificación genética, y esas muestras se hacen a través de dientes o huesos y no se necesitan muchos gramos». Junto con ello, también se puede analizar las placas dentales, pero «lo limitante es que existan registros ante mortem en las clínicas para poder establecer la comparación. Otro elemento es usar las ropas, pero es menos preciso porque pueden ser intercambiadas. Es difícil llegar a identificaciones así», añade el especialista.

Juan Francisco Reyes e Iván Cáceres coinciden en que la antropología y arqueología han ido perfeccionándose con los años, en la medida que más profesionales se especializan y que nuevas tecnologías permiten apoyar las búsquedas. «Históricamente, el trabajo en cementerios y el trabajo forense en los 90′ no era prolijo, por lo tanto, huesos pequeños terminaron desperdigados en un área‘», dice Reyes.

«Hasta el 2001 tenemos grandes problemas de identificación y levantamiento de evidencia. Es un tirón de orejas para nosotros mismos, porque los familiares son las principales personas que buscan. Antes no había expertiz porque no existía la antropología física ni menos la forense. Esa es la carencia académica que ha habido en Chile, pero esto cambió rotundamente en los últimos 20 años con más profesionales especializados», reflexiona Reyes.

Respecto al Plan Nacional de Búsqueda de Detenidos Desaparecidos, Cáceres destaca el rol que debiese tener la ciencia y las tecnologías: «Si el Estado dispone, no solo recursos económicos sino que también científicos, yo abrigo esperanza y espero que tengamos muy buenos resultados. Si bien, ha pasado tiempo, hay nuevas tecnologías que pueden ayudar en esta búsqueda y ahí está el desafío».


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