El calor extremo acelera el envejecimiento molecular

Tiempo de lectura: 2 minutos Un nuevo estudio revela que las personas mayores que viven en zonas con altas temperaturas experimentan un envejecimiento molecular más rápido, lo que plantea interrogantes sobre el impacto del cambio climático en la salud a largo plazo.
La edad biológica, un indicador del funcionamiento del organismo a nivel molecular, celular y sistémico, difiere de la edad cronológica. Una edad biológica superior a la cronológica se asocia con mayor riesgo de enfermedades y mortalidad. Si bien la exposición al calor extremo se ha vinculado con efectos negativos para la salud, su relación con el envejecimiento biológico no se había esclarecido completamente hasta ahora.
Un estudio de la Universidad del Sur de California (USC), publicado en Science Advances, analizó los cambios en la edad biológica de más de 3.600 personas mayores de 56 años en Estados Unidos durante seis años. Mediante el análisis de muestras de sangre, el equipo investigó los cambios epigenéticos, modificaciones en la forma en que los genes se activan o desactivan, a través de un proceso llamado metilación del ADN.
Utilizando «relojes epigenéticos», herramientas matemáticas que analizan los patrones de metilación, estimaron la edad biológica de los participantes en diferentes momentos. Luego, compararon estos cambios con el historial del índice de calor de su localidad y el número de días de calor extremo registrados por el Servicio Meteorológico Nacional entre 2010 y 2016. El Servicio Meteorológico Nacional clasifica el índice de calor en tres niveles de riesgo: «Precaución» (26°C a 32°C), «Extrema precaución» (32°C a 39,4°C) y «Peligro» (39,4°C a 51°C).
Implicaciones para la mitigación del cambio climático
Los resultados mostraron una fuerte correlación entre la cantidad de días de calor extremo y el aumento de la edad biológica. «Los participantes que vivían en zonas con la mitad del año con días de calor extremo, como Phoenix (Arizona), experimentaron hasta 14 meses de envejecimiento biológico adicional en comparación con quienes vivían en zonas con menos de 10 días de calor al año», explicó Jennifer Ailshire, investigadora de la Facultad de Gerontología Leonard Davis de la USC.
El estudio hace un llamado a las autoridades a considerar la mitigación del calor al diseñar y actualizar la infraestructura urbana. «Debemos ser más inteligentes con las estrategias de mitigación», enfatizó Ailshire, quien sugiere medidas como la creación de áreas sombreadas en paradas de autobús, la plantación de árboles y el aumento de espacios verdes urbanos.