Crean peluche sensorial para niños y niñas con autismo
Tiempo de lectura: < 1 minuto El oso de peluche «Lucas» es una innovación creada por un grupo de estudiantes de la Usach que busca proporcionar estímulos táctiles y auditivos para mejorar la relajación y calma de sus usuarios.
Estudiantes de la Universidad de Santiago de Chile crearon a “Lucas”, un oso de peluche que busca transformarse en una alternativa de los «chalecos sensoriales», prendas utilizadas por cientos de personas con trastornos del procesamiento sensorial.
El innovador proyecto nació desde la experiencia de uno de los integrantes del grupo que tiene un hermano neurodivergente, quien tenía muchas desregularizaciones emocionales. En su caso, el uso del chaleco de peso no tuvo el efecto deseado, pero notaron que tenía un apego especial con un peluche, por lo que decidieron modificarlo y comenzar con las pruebas.
Según los especialistas, este tipo de artefactos incrementan la concentración, enfoque, organización, conocimiento del cuerpo, ayudando en el procesamiento sensorial, y el control motor de las personas que lo utilizan.
“Queremos llegar a fabricar un producto personalizado, un peluche con el que los niños puedan jugar, que puedan generar un vínculo. Pensamos comercializarlo, pero también queremos trabajar con donación”, afirmó Laura Bravo, integrante del equipo.
La estudiante de quinto año de Terapia Ocupacional comentó que el peso del peluche estará adecuado según la edad del niño o niña que lo requiera y puede variar entre 1 a 12 años.
“Nuestra carrera tiene un área específica que se llama integración sensorial, entonces nuestros profesores nos han permitido comprender que el peluche puede regular estos desbordes emocionales”, explicó Laura.
La presentación en sociedad de “Lucas” se llevó a cabo en medio de la ceremonia que destacó los trabajos ganadores de «Despega Usach», iniciativa que promueve ideas y proyectos estudiantiles que busquen dar respuesta a los actuales desafíos del mundo, desde la ciencia, la tecnología y la innovación con impacto social.
Fuente: Usach