Clonaciones previas sin éxito
Anteriormente, se habían empleado cromosomas artificiales bacterianos para clonar este virus, y una vez que se lograba clonar el genoma en este sistema, el genoma viral se volvía inestable y no se lograba reconstituir al virus viable posterior a su clonación.
«Una vez que se logra clonar un genoma viral, lo más relevante es poder reconstituir al virus nuevamente, es decir, recuperarlo completamente, junto a su capacidad de replicación, que cause un efecto citopático in vitro (daño celular) y enfermedad en su hospedador in vivo. Esta última parte es esencial para determinar que el sistema de clonamiento funciona correctamente», señala Loncoman.
Vacunas mejoradas gracias a la modificación genética
Respecto a su impacto, la laringotraqueítis infecciosa alcanza un 100% de morbilidad, es decir, todas las aves de un galpón expuestas al virus se enferman, y entre un 30 a un 70% de las aves enfermas mueren, dependiendo del grado de virulencia del virus y de la respuesta inmune que genere el hospedador. Entre los signos que se observan en las aves enfermas están la disminución de la producción de huevos, estornudos, conjuntivitis, disnea (dificultad para respirar) y tos productiva sanguinolenta en los casos más severos.
En este contexto, el estudio realizado abre la puerta para el desarrollo de vacunas con mayores estándares de seguridad y eficacia permitiendo, además, comprender de mejor manera la función de cada uno de los genes presentes en el genoma viral, propiciando el desarrollo de vacunas.
Fuente: UACH.