Investigadores impulsan prevención del cáncer hereditario
Tiempo de lectura: 2 minutos La posibilidad de acceder a un test, a una consejería genética y el desarrollo de investigación en red, podrían reducir los fallecimientos por tumores familiares y ahorrar recursos públicos destinados a cubrir estas enfermedades.
Según Estadísticas Vitales 2019 del INE, el cáncer es la primera causa de muerte en Chile. Los especialistas agregan que, aproximadamente, el 20% de ellos podría ser hereditario. En este marco, se realizó la reunión “Fortalecimiento de la consejería genética y diagnóstico molecular de tumores familiares en América Latina”, organizada con el CADI-UMAG, el Grupo Chileno de Cáncer Hereditario (GCCH) y las Universidades de Chile, de Atacama, del Desarrollo y Mayor.
El objetivo de la actividad fue incidir en la política pública para evitar o detectar tempranamente esta enfermedad. Según el Dr. en Biología Molecular, Roberto Ramires Fernández, investigador de la Universidad Mayor e integrantes del GCCH, “un test genético tiene un costo aproximado de $300 mil, mientras que el tratamiento de un cáncer llega a los 18 ó 20 millones. Entonces, no hablamos sólo de prevenir un sufrimiento personal, sino también de un ahorro que sería tremendo para el Gobierno, porque son patologías que están cubiertas por el Estado, y ese ahorro en salud podrían invertirlo, justamente, en prevención”.
Los consensos y recomendaciones del encuentro serán parte de un informe que se hará llegar al Ministerio de Salud chileno. En él se propondrá aplicar una política de prevención partiendo por las regiones, donde los avances científicos globales pueden tener un mayor impacto local. El oncólogo molecular afirmó que “la región de Magallanes tiene una población bastante delimitada, genéticamente distinta a la demás, y existe la posibilidad de que eso se implemente en los próximos años, no sólo para quienes tienen recursos, sino para cualquier persona que lo necesite”.
Genética magallánica
Una de las certezas que comparte esta red de investigación, es que la genética no es absolutamente determinante, pues los hábitos de vida modulan la alteración celular. “con la Estrategia Nacional del Cáncer se están sacando estadísticas y números para tener más clara la diferencia a nivel de regiones y además, independientemente del cáncer hereditario, también se va a ver cómo ha sido el impacto de la pandemia en esta patología en general”, señala la investigadora del CADI-UMAG, Dra. Yolanda Espinosa Parrilla.
Pero lo más complejo será analizar las mutaciones que generan la enfermedad. “La tasa mutacional del genoma es alta. Aproximadamente, hay 4 millones de mutaciones diferentes entre nosotros”, explica. Por lo tanto, para saber lo que pasa en Magallanes a nivel genético, hay que estudiar a las familias, seguir los casos, y realizar árboles genealógico. “Lo que habría que hacer a nivel de políticas públicas a lo mejor es hacer screening de todas las mujeres, en el momento en que aparece el cáncer, para evitar o prevenir a las familiares”, detalló Espinosa.
Un estudio genético, con consejería incluida, no sólo permite bajar los niveles de angustia en las familias, sino también realizar exámenes preventivos más seguidos; incluso, enfrentar la eventual patología con farmacología, de un modo mucho menos invasivo que una quimio o radioterapia. “Tenemos las herramientas para hacer Medicina de precisión”, declara la investigadora del CADI-UMAG, “pero lo importante es que lleguen a todo el mundo; que lleguen a la salud pública”.
Fuente: UMAG