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Francisco Parada, neurocientífico: «Es importante que las ciudades inviten a personas mayores»

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Tiempo de lectura: 2 minutos Ante una tasa de natalidad históricamente baja, el académico de la Universidad Diego Portales, Francisco Parada, reflexiona sobre los próximos desafíos de la neurociencia para mejorar la salud cerebral de personas mayores.

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La tasa de natalidad ha visto un significativo descenso en Chile, lo que evidencia una transformación demográfica acelerada y un notorio envejecimiento. Este escenario configura una sociedad cada vez más envejecida, planteando desafíos complejos que requieren un abordaje multidisciplinario urgente.

Para el neurocientífico y director del Centro de Estudios en Neurociencia Humana y Neuropsicología de la Universidad Diego Portales, Francisco Parada, las claves radican en cuidar la mente de la tercera edad, de la forma «más eficiente posible».

El envejecimiento poblacional ya no es una proyección futura, sino una realidad palpable en Chile. El país se adentra en una era de «postadultez» que necesita ciudades y tecnologías más accesibles y orientadas a mejorar la calidad de vida de las personas mayores.

«Es muy importante que conversemos con la gente que se está formando para generar las ciudades, para generar los espacios construidos. ¿Por qué? porque los espacios físicos afectan completamente a la mente», destaca el investigador.

Más allá del cerebro

Un error común es separar la salud mental de la física o, incluso, de la «salud cerebral». Aquí, el académico es enfático en que «salud mental es salud, realmente», y cuidar la mente de las personas mayores implica cuidar su salud integral.

La evidencia científica respalda la importancia de la actividad física como una forma de «mantener vivas» las funciones cognitivas y corporales.

«Necesitamos generar una cultura en donde hacemos cosas: bailar, talleres de cerámica o de algún tipo, tocar música, caminar más», explica el neurocientífico. Esta visión integral considera que la cognición no reside únicamente en el cerebro, sino que es una «danza entre el cuerpo, el mundo y la comunidad». Por ello, fomentar un envejecimiento activo es crucial, no solo para el bienestar físico, sino también para mantener la mente estimulada y conectada.

Ciudades y tecnología para un envejecimiento activo

Por otro lado, el entorno físico juega un papel determinante en la calidad de vida de las personas mayores. Parada, quien colabora con la Facultad de Arquitectura de la Universidad del Bío-Bío, advierte sobre los efectos de los espacios físicos para la mente. Ciudades hostiles, con señaléticas confusas, falta de baños públicos accesibles o veredas en mal estado, disuaden a los adultos mayores de salir, por miedo a caerse o no encontrar facilidades.

A su vez, la tecnología emerge como otro aliado potencial, actuando como extensión de la memoria o la atención. Sin embargo, su mera existencia no garantiza beneficios.

«Estas cosas tienen que estar hechas con empatía y tienen que estar hechas con estas mentes distintas encima de la mesa cuando se diseñan», sugiere el académico.

Enfrentar el envejecimiento de la sociedad chilena requiere, por tanto, un cambio de perspectiva. No se trata solo de «cuidar más», sino de «cuidar diferente», fomentando la participación activa, la inclusión y el diseño de entornos adaptados a las necesidades de la tercera edad.

«Puede ser que la ciudad no los esté invitando y que los esté llevando a una visión de envejecer que es como apagarse (…). La tecnología es clave, pero la tecnología por sí sola no hace un mundo mejor, no hace una vida más fácil», reflexionó Parada.


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