La propuesta de un investigador ariqueño para transformar basura en energía
Tiempo de lectura: 3 minutos La iniciativa, liderada por Luis Cisterna, busca revolucionar la gestión de residuos, el impacto de la basura y su potencial como fuente de energía.
Los desechos orgánicos e inorgánicos no pasan desapercibidos en los basurales, y representan un punto crítico en el cuidado medioambiental. Para afrontar la situación de una forma sustentable, un equipo de científicos de la Universidad de Tarapacá, en Arica, desarrolló un prototipo que convierte la basura en energía, biocarbón y agua, abordando el problema de la gestión residual en el norte de Chile.
Utilizando la pirólisis, una antigua forma de descomposición, el proyecto aporta con una nueva máquina que optimiza el proceso de forma más sustentable y pasiva, sin necesidad de maquinaria contaminante y de elevados costos. Ad portas de comenzar la fase piloto en Putre, el equipo busca replicar un modelo autosustentable en otras localidades del país.
«Es el carbón de la parrilla. Es cuando queremos usar la parrilla o hacer un pan amasado con leña, es cuando la leña todavía no sale la llama, cuando comienza a carbonizarse, ese es el proceso de pirólisis», explica el coordinador del Centro de Investigación, Desarrollo e Innovación en Ingeniería Térmica Aplicada (CIDITER), Luis Cisterna.
Convertir un problema en solución
La iniciativa, liderada por Cisterna, surgió de la necesidad de abordar el impacto visual y ambiental de la acumulación de basura en Arica, la ciudad de la eterna primavera.
«Volví a mi ciudad natal, que es Arica, y me di cuenta que tenía un problema bien grande, que es la basura, una cosa que para mí, antes de salir no había ese impacto (…). Cuando tú vuelves es un choque de realidad«, enfatizó el investigador.
Basado en el principio de la pirólisis, la máquina diseñada opera de forma más eficiente y compatible con el medioambiente, utilizando la propia energía de la basura como fuente para el proceso.
El prototipo, que ya se encuentra en su cuarta versión, funciona como una especie de «basurero» que recibe los residuos orgánicos, los cuales suelen tener un alto contenido de agua. La máquina recupera el agua, generando además biocarbón, un subproducto con potencial para la agricultura en zonas desérticas.
«Si nosotros colocamos 100 kilos de basura en ese reactor, entonces tendrás 80 litros de agua y 20 kilos de biocarbón. Tanto el agua como el biocarbón tienen nutrientes que pueden permitir la agricultura en nuestra región, que es un desierto», destacó Cisterna.
Pilotaje en Putre hacia el modelo autosustentable
El proyecto ha despertado el interés tanto del sector privado como del público. A la fecha, la apuesta más ambiciosa es el piloto que se desarrollará en la comuna de Putre, con el apoyo del gobierno regional y la municipalidad local.
«El piloto que queremos desarrollar, podría ser utilizado. Si lo hacemos en Arica sería como una raya en el agua dentro de tanta basura que generamos. Sin embargo, el mismo piloto en la comuna de Putre se podría convertir en el tratamiento de todos los residuos orgánicos de la comuna», aseguró el coordinador.
De esta manera, la iniciativa no sólo pretende reducir la cantidad de basura, sino también generar conciencia sobre su valor como materia prima, fomentando un cambio cultural en la forma en que se gestionan los residuos y permitiendo determinar la cantidad de residuos que se pueden reutilizar y la cantidad que aún requiere de otros métodos, como la incineración.
Finalmente, el equipo espera que el proyecto sea el puntapié inicial para mejorar el problema de la basura, convirtiéndola en una oportunidad para generar energía limpia, mejorar la calidad de vida de las comunidades y proteger el medioambiente.