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Innovador proyecto chileno convierte plástico en combustible para avión

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Tiempo de lectura: 2 minutos Una investigadora de la Universidad de Concepción lidera un proyecto que transforma residuos plásticos en combustible para aviones, ofreciendo una solución a la contaminación plástica y la búsqueda de combustibles sostenibles.

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La Dra. Cristina Segura, investigadora de la Unidad de Desarrollo Tecnológico de la Universidad de Concepción (UdeC), lidera un innovador proyecto que convierte plástico en combustible para aviones, un avance significativo en la búsqueda de soluciones a la contaminación plástica y la necesidad de combustibles más sostenibles. Este proyecto, en colaboración con ENAP y una empresa de reciclaje, promete revolucionar la industria de la aviación y el manejo de residuos en Chile.

El proceso central de esta transformación es la pirólisis, una técnica que descompone el plástico a altas temperaturas en ausencia de oxígeno. «Lo que hacemos es transformar estas moléculas grandes de plástico en moléculas más pequeñas, principalmente hidrocarburos líquidos, similares a los combustibles», explica la Dra. Segura. Este líquido, químicamente similar al queroseno, se refina posteriormente para cumplir con los estándares de la aviación.

La Dra. Segura destaca la eficiencia del proceso: con aproximadamente 100 gramos de plástico se obtienen cerca de 50 ml de combustible. Si bien la cantidad de plástico disponible en Chile no es suficiente para cubrir toda la demanda de combustible de aviación, esta tecnología ofrece una solución parcial y contribuye a la problemática de la gestión de residuos plásticos.

«En Chile consumimos al año cerca de 1 millón de toneladas de plástico. Si bien no es suficiente para reemplazar completamente el combustible de aviación, que ronda los 1.500 millones de litros, sí aporta a la solución«, aclara la investigadora.

Combustible sostenible para la aviación del futuro

Este proyecto se alinea con las metas nacionales e internacionales de reducir las emisiones de CO2 en la aviación. Chile, por ejemplo, busca que para el 2050 el 50% del combustible de aviación sea sostenible. La ventaja de este combustible a base de plástico, en comparación con otros biocombustibles, reside en la simplicidad, rapidez y menor costo del proceso de transformación. «Desde el punto de vista químico, las moléculas son muy parecidas, por lo que se requiere menos esfuerzo para llegar a este combustible«, señala la ingeniera química.

La colaboración con ENAP es fundamental para el escalamiento y la futura comercialización de este combustible. La Dra. Segura visualiza un escenario donde plantas de pirólisis procesen el plástico y ENAP se encargue del refinamiento, aprovechando su infraestructura existente. «Lo vemos mucho más cercano, en un periodo de tiempo no más allá de 5 años, que esta tecnología ya pueda estar en el mercado», proyecta. Además del queroseno para aviones, el proceso también genera diésel, ampliando aún más su potencial impacto.

El equipo de la UDT se ha enfocado en la caracterización del combustible obtenido, confirmando que cumple con las especificaciones técnicas del queroseno de aviación. El próximo paso es escalar la producción y realizar pruebas de mezcla con combustible tradicional. La meta para este año es ambiciosa: producir el primer litro de combustible de aviación a partir de plástico en Chile. Este hito marcaría un paso decisivo hacia un futuro más sostenible para la aviación y el manejo de residuos.


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