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Cristina Dorador, ecóloga microbiana: «La mayoría de las bacterias son esenciales para la vida»

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Tiempo de lectura: 2 minutos La destacada científica chilena Cristina Dorador lanzó su libro «Amor Microbiano», donde invita a repensar nuestra relación con el mundo microscópico y a comprender cómo los microorganismos moldean nuestra identidad, salud y el planeta entero.

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La doctora en Ciencias Naturales y ex-constituyente, Cristina Dorador, lanzó su libro «Amor Microbiano«, una obra que busca acercar al público general al fascinante mundo de los microorganismos y su importancia en la vida.

En conversación con Cooperativa Ciencia, Dorador plantea que si tuviéramos mayor conciencia de nuestra interdependencia con el entorno microbiano, podríamos construir un mundo más justo y sustentable.

La científica explica que, desde una perspectiva científica, el ser humano es parte integral de la naturaleza y que nuestras acciones tienen consecuencias directas en el ecosistema. Sin embargo, la visión antropocéntrica que domina nuestra cultura nos ha llevado a ignorar esta realidad, generando graves problemas como la crisis climática actual.

«Si entendiéramos que somos parte de la naturaleza, que somos ecosistemas en nosotros mismos, podríamos pensar en los derechos de la naturaleza, tal como lo hacen algunos pueblos originarios«, señala Dorador. La investigadora destaca la necesidad de incorporar distintas formas de conocimiento, como los saberes ancestrales, para abordar los desafíos que enfrenta la humanidad.

Un universo invisible que nos define

El libro «Amor Microbiano» explora el concepto de microbioma, definido como el conjunto de microorganismos que habitan un determinado entorno. Dorador explica que el planeta Tierra es esencialmente un planeta microbiano, donde la mayor parte de la biodiversidad está compuesta por bacterias, arqueas, virus y hongos que no podemos ver a simple vista.

«El ser humano no es una entidad aislada, sino un mosaico donde el 50% de nuestras células son microbianas«, afirma la científica, quien agrega que «tenemos una nube microbiana que compartimos con el entorno y que va moldeando nuestra identidad a lo largo de la vida».

Dorador explica que el microbioma se desarrolla desde el nacimiento, a través del contacto con la madre, la lactancia, la alimentación y la interacción con el medio ambiente. Factores como la geografía, la alimentación y las experiencias vitales influyen en la composición única del microbioma de cada persona. «Incluso si crecemos en la misma casa, nuestros microbiomas serán distintos», asegura.

La Dra. Dorador destaca la importancia de la diversidad microbiana para la salud y el bienestar. «Viajar, por ejemplo, alimenta positivamente nuestros microbiomas», señala. La investigadora también enfatiza la necesidad de comprender que no todas las bacterias son dañinas. «La mayoría de las bacterias son esenciales para la vida, y muchas de ellas tienen una relación simbiótica con nosotros», explica.


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