El desafío de un investigador para seguir el rastro de un gato andino
Tiempo de lectura: 2 minutos El uso de cámaras trampa ha sido clave para desentrañar los misterios que rodean a esta especie amenazada que, por su naturaleza elusiva, ha sido llamado el «fantasma de los Andes».
El gato andino (Leopardus jacobita) es un pequeño felino que se encuentra en el cordón montañoso de los Andes de Argentina, Bolivia, Chile y Perú. Es considerado uno de los felinos con mayor grado de amenaza en las Américas y se encuentra entre los cinco felinos más amenazados del mundo.
Su naturaleza elusiva le ha valido el apodo de «fantasma de los Andes». Bernardo Segura, naturalista e investigador de la Alianza Gato Andino, ha dedicado años al estudio de esta especie a través de cámaras trampa.
Estos dispositivos, equipados con sensores de movimiento, se instalan en lugares estratégicos de la cordillera, capturando imágenes y videos de la fauna local sin interferir en su comportamiento.
«Es como tener ojos en el cerro las 24 horas del día», explica Segura, describiendo la emoción de revisar las tarjetas de memoria y descubrir las imágenes de gatos andinos marcando territorio, cachorros jugando, o simplemente transitando por su hábitat.
El análisis de este material no solo permite identificar individuos —gracias a las manchas únicas en sus colas—, sino también estudiar sus patrones de movimiento, comportamiento y el uso que hacen del espacio.
Tecnología para la conservación
La información recabada a través de las cámaras trampa es fundamental para la conservación del gato andino. Por ejemplo, el reciente registro de la especie en el Santuario de la Naturaleza Hierba Loca, en una zona donde se planea la expansión de una minera, pone de manifiesto la importancia de realizar estudios de impacto ambiental que consideren la presencia de este felino.
El trabajo de la Alianza Gato Andino, con el apoyo de investigadores como Bernardo Segura, no se limita a la recolección de datos. También busca concientizar a la población sobre la importancia de proteger al gato andino y su ecosistema.
«Cuando vean la Cordillera no la vean como una cosa lejana, sino como un santuario de la naturaleza», insta Segura, destacando la riqueza de la fauna y flora que alberga este ecosistema vital, fuente de agua y hogar de especies únicas como el enigmático gato andino.
