Adaptarse a un ambiente impredecible: La lección de los peces altiplánicos
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Tiempo de lectura: 2 minutos Un proyecto desarrollado por investigadores de la Universidad de La Serena se ha dedicado a estudiar los procesos de evolución de las orestias. Estos peces, que se remontan al pleistoceno, son capaces de vivir en el altiplano, a partir de los 3.500 metros de altura, y adaptarse a cambios geográfico, geológico y naturales.
Las orestias son peces de agua dulce que no superan los 8 centímetros, y habitan a partir de los 3.500 metros de altura en salares, lagos, lagunas y ríos del altiplano. El académico del Instituto Multidisciplinario en Ciencia y Tecnología del Departamento de Biología de la Universidad de La Serena, Cristián Araya, forma parte de un proyecto que, desde 2022, se ha dedicado a estudiar la evolución de esta especie que, además, tiene un rasgo que la hace peculiar: su genética le ha permitido adaptarse a ambientes hostiles.
«Estamos estudiando cómo estos procesos de cambio geográfico, geológico, naturales, han permitido que estas especies de peces se adapten y constituyan nuevas especies. Cómo este proceso de especiación ha estado potenciado por estos cambios geográficos y climáticos desde el pleistoceno, hace millones de años atrás hasta hasta la actualidad», detalló en conversación con Sin Gravedad el experto en biología y genética.
Para el académico, la falta de agua, el impacto de la industria en los ecosistemas y el desconocimiento de las comunidades hacia estos peces, son algunos de los riesgos que enfrentan las orestias en la actualidad.
«Son especies que han estado presentes ahí por millones de años. Hoy en día, la principal amenaza que estas especies tienen es su desconocimiento. Son especies casi prácticamente desconocidas, que nadie las ha escuchado hablar siquiera», destacó el investigador.
Uno de los objetivos del proyecto es darle visibilizar esta especie, por ejemplo, incorporándola en el currículo escolar. «Podemos enseñar evolución usando el modelo de la orestia y dejando de lado, por ejemplo, el uso de modelos como la jirafa, los pinzones de Darwin, y traer un poco de modelos biológicos propios para también enriquecernos con nuestra biodiversidad. Las orestias aparecen como un excelente modelo para que un profe en la escuela las use para poder explicar la evolución«, indicó Araya.
