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Investigadores chilenos estudian el cambio climático desde la zona subantártica

Investigadores chilenos estudian el cambio climático desde la zona subantártica
Créditos: UTalca.

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Tiempo de lectura: 2 minutos Con el objetivo de conocer los impactos del cambio climático, un equipo de investigadores se instaló en la zona subantártica, donde buscan encontrar medidas replicables en el continente blanco.

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Una alianza entre la Universidad de Talca y el Centro Internacional Cabo de Hornos (CHIC) desarrolla una investigación que utiliza los ecosistemas de alta montaña y la zona subantártica como «laboratorios naturales». El objetivo es comprender cómo estas áreas extremas pueden ayudar a predecir los efectos del calentamiento global en el continente blanco.

En un esfuerzo por anticipar los impactos del cambio climático, los científicos se centran en analizar y comparar las características únicas de los ecosistemas de alta montaña y alta latitud para encontrar conocimientos aplicables a la Antártica.

La idea central, según detalla el director del CHIC, Ricardo Rozzi, es «comparar lo que ocurre en altas altitudes -donde disminuye la temperatura en las cumbres de los Andes- con lo que está ocurriendo en las altas latitudes en las cumbres australes del continente americano».

El fin último es ambicioso: «Estamos analizando lo que ocurre en estas regiones para entender mejor los mecanismos que pueden predecir cambios en la Antártica y explicar fenómenos climáticos del pasado», agrega Rozzi.

Laboratorios naturales para la Antártica

Otro de los investigadores en este esfuerzo clave es el académico del Departamento de Microbiología y miembro del Centro de Ecología Integrativa de la UTalca, Eduardo Castro, quien participó recientemente en una expedición a Magallanes y Cabo de Hornos junto a científicos del Instituto Cary de Estudios de Ecosistemas de Nueva York y de la Universidad de North Texas, instituciones asociadas al CHIC.

La elección de estas zonas no es casual. «La particularidad de la región de Magallanes es que tiene montañas donde el límite arbóreo se ubica a los 1000 m de altura y sobre dicho límite el ecosistema es muy similar a lo que vemos en Antártica. Entonces, por un lado, pensamos que puede ser un análogo de la Antártica futura por el cambio climático. Eventualmente van a haber migraciones biológicas desde Sudamérica hasta la Antártica», explicó Castro.

Comprender estos procesos migratorios, especialmente a nivel microscópico, es fundamental. El equipo también busca entender cómo viajan los microorganismos a través del aire desde la Patagonia hacia el continente blanco, un fenómeno con implicaciones directas en la biodiversidad antártica y potenciales aplicaciones industriales.

Microorganismos viajeros

El estudio de la dispersión aérea de microorganismos tiene consecuencias prácticas importantes. «Es importante entender cómo migran los microorganismos. Utilizamos como modelo esta zona, pero los resultados serían válidos para otras áreas. Esto tiene consecuencias súper aplicadas en términos de cómo se diseminan a través del aire potenciales patógenos», agregó Castro.

«Los problemas son globales, son planetarios y las soluciones van a venir del sur. Esto es imposible hacerlo en aislamiento y tenemos que potenciar la colaboración», enfatizó Ricardo Rozzi.

Además del trabajo de Castro, la académica Andrea Barrera, también del Departamento de Microbiología de UTalca, presentó sus investigaciones sobre extremófilos y costras biológicas del suelo, comunidades microbianas resistentes a ambientes extremos que juegan un rol vital en la salud de los suelos. «Está enfocado en la microbiología aplicada que trata de dar respuesta a los desafíos del presente, y uno de los mayores desafíos (…) tiene que ver con el cambio climático, la pérdida de suelo y los desafíos de la alimentación del futuro«, detalló Barrera.


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