La orina de ballenas: un fertilizante natural que revitaliza los océanos

Tiempo de lectura: 2 minutos Estos gigantes marinos transportan toneladas de nutrientes esenciales a través de su orina, fertilizando ecosistemas a miles de kilómetros de distancia.
Investigaciones previas ya habían destacado la importancia de las heces de ballena en la superficie del océano como fertilizante para el plancton. Sin embargo, este nuevo estudio, publicado en Nature Communications, amplía la perspectiva al demostrar que la orina, la piel desprendida, los cadáveres, las heces de las crías y las placentas también contribuyen significativamente al transporte de nutrientes.
Este proceso beneficia el crecimiento del fitoplancton, base de la cadena alimentaria marina, y proporciona alimento a diversas especies, desde tiburones hasta invertebrados.
Según Joe Roman, biólogo de la Universidad de Vermont y codirector de la investigación, «el movimiento del nitrógeno y otros nutrientes puede ser importante para el crecimiento del fitoplancton, o algas microscópicas, y proporcionar alimento a los tiburones y otros peces y muchos invertebrados».
El estudio estima que las grandes ballenas, como las francas, las grises y las jorobadas, transportan anualmente cerca de 4.000 toneladas de nitrógeno a zonas costeras con pocos nutrientes en los trópicos y subtrópicos. Además, aportan más de 45.000 toneladas de biomasa. Antes de la caza indiscriminada de ballenas, se cree que estas cifras eran al menos tres veces mayores, evidenciando el impacto negativo de la actividad humana en este ciclo vital.
La «gran cinta transportadora de ballenas» y su impacto en las costas
Las ballenas realizan migraciones extraordinarias, viajando miles de kilómetros desde las zonas de alimentación en aguas frías hasta las zonas de reproducción en aguas más cálidas. Este recorrido funciona como una «gran cinta transportadora de ballenas«, según Roman, transportando nutrientes desde zonas ricas a zonas con menos recursos. Las ballenas jorobadas, por ejemplo, viajan desde el Golfo de Alaska hasta Hawái, donde su aporte de nutrientes duplica el de las fuerzas físicas locales.
La riqueza de nutrientes que aportan a través de su orina y otros desechos es fundamental para la productividad de estos ecosistemas marinos, impactando directamente en la pesca y la biodiversidad. La protección de estas especies y sus rutas migratorias es crucial para mantener la salud de los océanos que bañan las costas chilenas.
Andrew Pershing, oceanógrafo de Climate Central y coautor del estudio, destaca la magnitud del impacto de las ballenas: «No pensamos que los animales, aparte de los humanos, tengan un impacto a escala planetaria, pero las ballenas realmente lo tienen«.