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Científico trabaja para repoblar algas marinas en roqueríos

Científico trabaja para repoblar algas marinas en roqueríos

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Tiempo de lectura: 3 minutos Desde propiedades aptas para distintas industrias hasta su aporte en oxígeno, las algas son de suma importancia en los ecosistemas marinos.

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Por su influencia en la biodiversidad, por su aporte en la productividad primaria y por ser recursos pesqueros, las macroalgas constituyen un componente fundamental de las comunidades de roqueríos marinos.

Esta es la línea de investigación en la que trabaja el Dr. Ricardo Otaíza, académico de la Facultad de Ciencias de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC) y del Centro de Investigación en Biodiversidad y Ambientes Sustentables (CIBAS). Parte de los usos de las mismas, tienen relación con que son cosechadas para el consumo humano y también como biomasa para la extracción de ficocoloides.

El trabajo del Dr. Otaíza está enfocado en desarrollar mecanismos simples, efectivos y de bajo costo para repoblar especies de macroalgas en los roqueríos. “Trabajo con macroalgas y en temáticas de ecología de la zona intermareal. Existe conocimiento del efecto de factores como luz, temperatura y nutrientes en el crecimiento de macroalgas, pero hay poco conocimiento biológico básico que permita proponer acciones de repoblamiento o de restauración de estas poblaciones cuando su abundancia ha disminuido”, explicó.

Uno de sus primeros trabajos relacionado con la temática, fue la investigación en el repoblamiento de la luga negra (Sarcothalia crispata), entre los años 1993 y 1995. Se realizaron experimentos en terreno para estudiar el desarrollo de las etapas tempranas de crecimiento y, además, algunos aspectos de los sistemas de incubación de sustratos con esporas.

Las macroalgas constituyen un componente fundamental de las comunidades de roqueríos marinos.

Importancia y valor ecológico

Además de la luga negra, el Dr. Otaíza ha trabajado con la luga corta (Mazzaella laminarioides), la chicoria de mar (Chondracanthus chamissoi) y la chasca delgada (Gelidium lingulatum). De las primeras de estas algas se extrae carragenano, que es un gel que se utiliza en diferentes industrias como la alimenticia o cosmética, mientras que de la última se extrae el agar.

“Los carragenanos, el agar y los alginatos son los tres principales tipos de geles que producen las macroalgas y es una de las principales razones por las que se investigan métodos para su cultivo y repoblamiento. No nos damos cuenta, pero comemos algas frecuentemente ya que se ocupan ampliamente en la industria alimenticia, por ejemplo como espesante de algunos alimentos como la leche con chocolate, flanes o sopas instantáneas”, comentó.  

Otras áreas de uso de ficocoloides son el proceso de producción de cerveza, carnes conglomeradas, alimentos para animales y en la industria cosmética. “Algunos geles son muy importantes en diversas aplicaciones biotecnológicas, como en el cultivo de bacterias y de otros organismos”. 

“Además, las algas se utilizan para el consumo humano directo, aunque en Chile el consumo de cochayuyo y de luche no es muy extendido. Sin embargo, se exporta una cantidad considerable de algunas algas a países asiáticos, para ser incorporados en la alimentación”, agregó.

Chile como productor de algas

Chile se caracteriza por poseer un gran potencial como productor de algas debido a que presenta un gran número de macroalgas que son de interés comercial. Aparte de la importancia económica, las algas presentan una gran importancia ecológica. 

“Cuando los bosques y praderas de macroalgas son extensos, como los bosques de huiro, por ejemplo, generan ambientes de alta diversidad. Las algas que forman estos bosques son organismos bioingenieros, cuya presencia permiten la ocurrencia de muchas otras especies. Si los huiros son removidos, la consecuencia es la migración o desaparición de muchos otros organismos. Por otra parte, son importantes ecológicamente porque la biomasa producida por las algas soporta en forma importante las tramas tróficas costeras”, complementó.

Respecto al trabajo asociado al CIBAS, está relacionado con la temática de composición química de algas, colaboración que realizó asociado con la Dra. Carolina Aguirre. 

“Trabajamos con varias especies de algas y se analizó su composición química, para recomendar su uso en la alimentación. Se recolectaron algas en distintos lugares y en diferentes estaciones del año para comparar su composición.  Estamos en proceso de analizar los resultados y publicar este estudio”, finalizó el académico


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