Estudios que explican la ocurrencia de grandes incendios
Tiempo de lectura: 3 minutos Más de 100 personas fallecidas han dejado los incendios forestales en la región de Valparaíso. Pero, desde mucho antes, la ciencia estaba alertando a través de estudios sobre los riesgos y las probabilidades de estos siniestros en la zona central del país. Uno de ellos contó con la participación del climatólogo Raúl Cordero, mientras que otro fue desarrollado por investigadores del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2.
Más de 10 mil hectáreas han sido consumidas producto de los incendios en Valparaíso y Viña del Mar. Una situación que mantiene al país expectante y a las autoridades desplegadas, y que estudios chilenos habían alertado.
Uno de ellos, realizado por el climatólogo de la Universidad de Santiago (USACH), Raúl Cordero, con especialistas de Estados Unidos, analizó las condiciones de los mega incendios registrados en los veranos de 2017 y 2023. El área de estudio fue Chile Central, puesto que «el 90% de los incendios forestales del país ocurren en esta zona», explica el documento.
Recientemente publicada en la revista Scientific Reports, la investigación menciona que las condiciones climáticas -incluidas altas temperaturas, baja humedad, sequedad y fuertes vientos- aumentan la posibilidad de que los incendios forestales, una vez encendidos, se propaguen rápidamente.
El resultado es un incremento en el número de incendios en los últimos años. «Se han observado aumentos considerables en el número de incendios en seis de las ocho regiones administrativas chilenas dentro de nuestra área de estudio, especialmente en el Maule, donde el número de incendios se ha duplicado en las últimas décadas», plantea la investigación.
«A nivel nacional, el área quemada casi se triplicó entre 1981-2010 y 2014-2023, con fuertes escaladas en la mayor parte de Chile central», añade.
Clima extremo y El Niño
¿Qué factores propician este escenario? Uno de ellos son las condiciones climáticas extremas, asociadas al aumento de las temperaturas, bajas precipitaciones y sequía. El estudio explica que cinco de las diez mayores anomalías positivas de temperatura en Chile central han ocurrido desde el año 2016.
«Desgraciadamente, los últimos años ha visto como se ha disparado la frecuencia con la que se generan temperaturas extremas, y otras condiciones meteorológicas que favorecen la propagación de incendios. Los mega incendios no existían en Chile hasta 2017«, explica Cordero.
Respecto a la sequía récord de enero a febrero de 2023, el estudio destaca que «probablemente favoreció la última temporada de incendios feroces».
Con todos estos elementos, la investigación enfatiza que las condiciones climáticas extremas de incendios en enero de 2017 y febrero de 2023 «probablemente contribuyeron a las temporadas de incendios récord en 2017 y 2023«.
El estudio explica, además, que las sequías propician la probabilidad de incendios según las características de cada región. Por ejemplo, en las regiones más secas del norte del país se tiende a suprimir la actividad del fuego producto de la menor cantidad de vegetación, que actúa como combustible. Mientras que en las regiones húmedas, las sequías favorecen la propagación del fuego al secar el combustible ya disponible.
Otro factor de riesgo para la ocurrencia de incendios forestales es el fenómeno del Niño, que está asociado a temperaturas más cálidas y, por ende, aumenta el riesgo de incendio.
«El niño empuja las temperaturas al alza en la zona central. Por lo tanto, la suma de los efectos combinados del calentamiento global y el niño, hacían de este verano extraordinariamente riesgoso«, mencionó el climatólogo USACH.
El problema de los asentamientos
En otro estudio de 2021 realizado por investigadores del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2, menciona a los incendios forestales dentro de las principales amenazas producto de los asentamientos urbanos en la conurbación de Viña del Mar y Valparaíso.
La investigación señala que el mayor nivel de amenaza se ha encontrado en las áreas periféricas de la zona urbana, «donde destaca la presencia de interfaz urbano-forestal, además de cerros y quebradas que cumplen con varios de los factores de ignición y propagación como la cobertura del suelo, pendiente y exposición de ladera».
El documento también destaca que Viña del Mar presenta un mayor porcentaje de áreas con baja amenaza que Valparaíso debido a sus mayores índices de urbanización. Sin embargo, «las amplias zonas de interfaz urbano-forestal que presenta esta comuna se traducen en que gran parte del territorio se encuentra altamente amenazado».
Por otro lado, existen ciertas áreas en la conurbación de Viña del Mar y Valparaíso que, a pesar de estar escasamente amenazadas, presentan un riesgo mayor debido a sus condiciones de vulnerabilidad y exposición.
«Destaca especialmente el cruce de áreas amenazadas con sectores vulnerables donde existen asentamientos irregulares y condiciones de sensibilidad poblacional, además de una baja capacidad de respuesta, acentuando la condición de riesgo de dichas zonas periféricas».
Respecto a lo que se espera para los próximos años Cordero advierte que los pronósticos no son buenos: «El calentamiento global continuará empeorando la situación y aumentando el riesgo de mega incendios, al menos durante las próximas tres décadas«.