45% de chilenos ha tenido síntomas asociados a la ecoansiedad

La tierra vive una crisis climática por el calentamiento global con episodios meteorológicos cada vez más extremos, intensos y de mayor frecuencia. Ser testigos de este giro ambiental provoca, en cierta parte de la sociedad, problemas psicológicos que la  Asociación Americana de Psicólogos (APA) caracterizó como ecoansiedad. Este padecimiento se describe como “el temor crónico a sufrir un cataclismo ambiental, que se produce al observar el impacto aparentemente irrevocable del cambio climático y la preocupación asociada por el futuro de uno mismo y de las próximas generaciones”.

¿Qué tan expuesto está Chile a la ecoansiedad? Fue la pregunta que se hicieron desde Greenpeace, quienes realizaron una encuesta a 450 personas, socios de la fundación ubicados en distintas ciudades del país, para conocer su nivel de ansiedad respecto a los problemas ecológicos. En el sondeo, el 89% de los participantes reconocieron experimentar una notoria preocupación por los efectos del cambio climático y, sobre los fenómenos socioambientales que refieren mayor preocupación, la crisis hídrica está en primer lugar con un 41,33%. Le siguen el derretimiento de glaciares con un 14,22%, sequía prolongada e incendios forestales, con 10,89% y 8,44% respectivamente. 

Asimismo, el 54,61% afirma haber vivido un evento climático de forma directa o a través de algún cercano y un 45% reconoce haber sentido síntomas físicos y/o emocionales debido a su preocupación por el medio ambiente.

La antropóloga Carla Cerpa, parte del equipo técnico que colaboró con Greenpeace en la elaboración de la encuesta, agrega que las emociones que más se repitieron en la muestra, ligadas a la ecoansiedad, fueron “la sensación de desesperanza, la percepción de que ya no se puede hacer nada más por regenerar la naturaleza o contrarrestar los efectos del cambio climático, además de un sentimiento de que todo está perdido. Sumado a cuadros de ansiedad, estrés, alteraciones del sueño, nerviosismo y pensamientos pesimistas, entre otros”.

Para contrarrestar, el psicólogo Félix Navarro, también parte del equipo, recomienda “pasar a la acción. Quienes realizan actividades pro ambientales tienden a sentir un mayor grado de control sobre su propio ambiente y con ello, menor vulnerabilidad a los impactos negativos del cambio climático”.

Reflexionar la ecoansiedad

En respuesta a los resultados de esta encuesta, Greenpeace abrió una convocatoria pública  para quienes quieran participar de sus encuentros virtuales sobre ecoansiedad, presentados bajo el título “Navegando emociones en crisis ambiental”. Se trata de un ciclo de tres sesiones, guiados por Félix Navarro y Carla Cerpa, cuyo objetivo es ser un espacio para la contención y la reflexión. Su inicio está contemplado para marzo, es sin costo y las inscripciones están disponibles en este enlace.

“Esta encuesta revela que el cambio climático afecta a las personas no solo a nivel físico y ambiental, también hay un impacto psicológico en el que poner atención. Por esta razón, en Greenpeace estamos organizando estos encuentros, porque es importante acompañar y entregar herramientas a quienes sufren de ecoansiedad”, explicó el Director de Greenpeace, Matías Asun. 

¿Cómo convivir con la ecoansiedad?

Frente a la sintomatología que viene desde las problemáticas ambientales, Félix Navarro cuenta que existen herramientas para enfrentar la ecoansiedad, y que son posibles de aplicar en tres dimensiones.

Dimensión individual

• Hay que partir por legitimar la experiencia de ecoansiedad.
• Realizar pequeñas acciones proambientales en nuestros círculos cercanos.

Dimensión comunitaria

• Reunirse y organizarse con personas que presentan sensibilidades parecidas en cuanto al medio ambiente. Crear espacios de conversación ayuda a compartir la preocupación.

Dimensión macrosocial

• Buscar incidir en los tomadores de decisión que tienen en sus manos el poder de generar efectos positivos sobre el medioambiente.