La interrogante fue abordada por un grupo de investigadores que diseñaron una línea base que une bibliografía actual con distintos registros paleontológicos, algunos de hasta 500 mil años de antigüedad (desde el Pleistoceno medio, periodo que va desde los 500 mil hasta los 126 mil años atrás en el tiempo). Con esto se estableció una comparativa con las especies disponibles hoy en día y así saber cuánto ha depredado el humano desde su llegada al continente.
En tal contexto, los investigadores Sven Nielsen (UACh) y Marcelo Rivadeneira (CEAZA) consideraron en su análisis el ecosistema marino de la Corriente de Humboldt, en la zona que va de Chile hasta Ecuador, siendo uno de los más grandes y productivos del mundo, proporcionando bienes y servicios valorizados en unos US$19,5 billones por año, donde la sobrepesca es una de las problemáticas -vigentes- más importantes en la actualidad. Dentro de esta área se ocuparon unos 1600 kilómetros (desde Perú hasta Chile central) para este estudio.
En terreno
Los investigadores viajaron a las terrazas marinas de las costas de sur del Perú y norte chileno, ricas en fósiles, fundamentalmente moluscos marinos que permitieron comprobar la existencia y estabilidad de las especies desde el Pleistoceno hasta la actualidad, complementando los datos de literatura existente -aunque parcelados- que van desde 1948 hasta 2013.
Cada registro moderno y fósil fue georreferenciado. Los resultados obtenidos son avalados por la presencia de casi de 370.000 fósiles pertenecientes a 164 especies de moluscos, entre bivalvos (como los choritos y almejas) y gastrópodos (caracoles, como los locos). Este nivel de detalle aportó a los cuatro aspectos principales que se consideraron para evaluar los posibles cambios en la diversidad actual en comparación con el Cuaternario tardío (riqueza de especies, dominancia, composición de especies y abundancia relativa de especies de moluscos).
“Si comparamos el ecosistema del Cuaternario con lo actual, la buena noticia es que no hemos perdido especies, es decir, la presión depredatoria de los humanos sobre estos recursos -fundamentalmente moluscos-, no ha generado una extinción, lo que sí podemos ver es que hay un fuerte impacto en la composición, en el sentido de la abundancia de los recursos comestibles (mariscos). Bajan mucho su abundancia, pero no desaparecen”, plantea Nielsen.
Consumo de animales pequeños
Si bien se tiene una respuesta clara del impacto de las actividades humanas en cuanto al consumo de estos recursos marinos, el científico advierte que uno de los efectos o riesgos de la sobreexplotación es que primero “bajan su abundancia y luego se baja a tallas más pequeñas o se salta a especies más pequeñas -para consumir-. Es riesgoso porque cuando bajamos a tallas más pequeñas de la especie podríamos consumirla por debajo de la edad reproductiva y ahí el efecto es mucho más grave”, dice Nielsen.
Ésta es la primera vez que se hace una línea base ocupando el registro paleontológico en Chile, el cual está directamente aplicado a la problemática actual, de cómo los humanos afectamos a los ambientes, en especial a la zona costera y sus recursos. “Hay áreas en el mundo donde la actividad humana ha afectado la fauna a un nivel que han desaparecido especies. Hoy tú ves en el norte, están explotando los peces de roca. ¿Por qué pasa eso? Porque lo otro ya no es tan abundante”, finaliza el paleontólogo UACh.
Fuente: UACh