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María José Galotto: La científica de los envases sostenibles

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Tiempo de lectura: 2 minutos La directora de la Plataforma de Innovación para Envases y Embalajes, Co-Inventa, María José Galotto, ha dedicado su carrera en superar el plástico de un solo uso a través de la innovación. «Necesitamos hacer un cambio, y generar una cultura en el área de envases y embalajes para la sociedad en general».

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«Yo crecí en un ambiente científico», dice María José Galotto cuando describe los inicios de su acercamiento a la ciencia. La académica, investigadora y directora de la Plataforma de Innovación para Envases y Embalajes, Co-Inventa, ha enfocado su trabajo a generar propuestas para reducir la contaminación por envases de alimentos.

«En mi casa siempre se dijo que no hay diferencias entre hombres y mujeres, todos tienen que estudiar igual, nadie se va a dedicar a la casa ni a criar hijos. Aquí, todo el mundo tiene que desarrollarse profesionalmente y no existen carreras ni estudios de mujeres ni de hombres, entonces cada uno podía elegir lo que quería», relató la subdirectora del Centro de Innovación en Envases y Embalajes (LABEN Chile).

Galotto ha trabajado y liderado diversos proyectos de investigación que aplican la economía circular en el área de envases para alimentos. Uno de los últimos trabajos incluyen la creación de un envase de yogur en base a material reciclado. Este interés, relata la investigadora, se fue dando con el tiempo.

«A mí se me abrió esa ventanita de los envases hace muchos años y la verdad es que, en un principio, te pones a a estudiar porque quieres saber más y luego estás viendo toda la problemática que hay detrás y dices: cómo puedo yo ayudar, qué más podemos hacer y, sobre todo, en un área tan impactante como es el área de envases para alimentos», dice la experta en ingeniería de alimentos.

El trabajo de Galotto se ha direccionado, por un lado, en buscar cómo reducir el impacto medioambiental de los envases y, por otro, en cómo conseguir una mayor vida útil y una mayor accesibilidad de alimentos a toda la población a través de los envases.
«Significa que seamos más conscientes del beneficio que tienen los envases frente a la sociedad y lo mal que trabajamos los residuos cuando el envase ya ha ejercido su gran función que es la de proteger el producto y, en el caso del alimento, proteger el alimento. Cuando ya ha cumplido esa función y tirarlo a la basura, desperdiciarlo, sin darnos cuenta que eso tiene un efecto medio ambiental negativo doble», destacó.

Un cambio cultural

En Chile, se estima que cada persona utiliza un promedio de 51 kilos de plástico por año, y que los establecimientos de consumo de alimentos generan 23.240 toneladas de plástico al año.

«Nos damos cuenta que los plásticos de por sí están cediendo componentes químicos que son dañinos para la salud y no les damos importancia», señala Galotto frente a este escenario.

La clave, para la investigadora, está en educar a toda la sociedad. «Necesitamos hacer un cambio y generar una cultura en el área de envases y embalajes para la sociedad en general», concluye.

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