James Webb detecta la señal más fuerte de vida extraterrestre en exoplaneta K2-18b

Tiempo de lectura: 3 minutos Científicos británicos encontraron la evidencia más sólida hasta la fecha de posible actividad biológica en el exoplaneta K2-18b, gracias a la detección de un gas producido por organismos vivos en nuestro planeta.
Investigadores de la prestigiosa Universidad de Cambridge (Reino Unido) encontraron la evidencia más sólida hasta la fecha de posible actividad biológica en el exoplaneta K2-18b.
Los hallazgos fueron publicados en The Astrophysical Journal Letters, y se basaron en observaciones del potente Telescopio Espacial James Webb (JWST). Este observatorio espacial analizó la atmósfera del exoplaneta K2-18b, ubicado a 124 años luz de nuestro sistema solar.
Este mundo lejano es considerablemente más grande que el nuestro, con un tamaño estimado 2.5 veces superior al de la Tierra, y orbita una estrella enana roja, más pequeña y fría que nuestro Sol.
El James Webb logró detectar presencia de sulfuro de dimetilo (DMS) en K2-18b y, tentativamente, disulfuro de dimetilo (DMDS). La relevancia de este hallazgo radica en que, en la Tierra, el DMS es producido casi exclusivamente por organismos vivos, principalmente el fitoplancton marino y ciertas bacterias. Su presencia en la atmósfera terrestre es considerada una fuerte biofirma, una señal indicativa de vida.
Aunque los científicos alcanzaron un nivel de confianza muy alto, cercano al 99.7%, en la detección de DMS, subrayan que se requiere una certeza estadística aún mayor (el estándar «cinco sigma», superior al 99.99994%) para declarar definitivamente la existencia de vida extraterrestre. No obstante, encontrar una molécula tan fuertemente asociada a la biología en un mundo tan lejano es, por sí solo, un hito extraordinario.
De acuerdo con la directora del Núcleo de Astroquímica y Astrofísica de la Universidad Autónoma (NAQAF), Natalia Inostroza, este hecho abre «dos hipótesis: una sugiere que estos compuestos provienen de microorganismos en un planeta hipotético, con atmósferas ricas en hidrógeno y océanos con agua líquida y, la otra plantea un origen abiótico, es decir, no relacionado con vida»
«Aunque estas especies en nuestro planeta están relacionadas con actividad biológica, se necesita más investigación para confirmar las abundancias y la existencia de agua líquida y determinar el origen de estos compuestos, ya que la evidencia debe ser verificada y no garantiza que haya vida en K2-18b», agregó la académica.
K2-18b: Un potencial mundo oceánico ‘Hycean’
Los análisis previos y actuales sugieren que K2-18b podría ser un planeta de tipo ‘Hycean’, una categoría teórica de mundos caracterizados por tener atmósferas ricas en hidrógeno y vastos océanos de agua líquida cubriendo su superficie.
La detección confirmada de vapor de agua y metano, junto con temperaturas que potencialmente podrían permitir la existencia de agua líquida, refuerzan esta hipótesis, convirtiéndolo en un candidato fascinante para albergar vida.
Nikku Madhusudhan, investigador principal del Instituto de Astronomía de Cambridge y autor principal del estudio, se mostró optimista, pero cauto: «Si confirmamos que hay vida en K2-18b, básicamente confirmaríamos que la vida es muy común en la galaxia«, declaró a la BBC, sugiriendo que el planeta podría estar «rebosante de vida» si la asociación del DMS con procesos biológicos es correcta.
Sin embargo, también hizo hincapié en la necesidad de rigor científico: «Es importante que seamos profundamente escépticos con respecto a nuestros propios resultados (…). Así es como debe funcionar la ciencia».
El equipo espera poder realizar más observaciones y análisis con el JWST para confirmar estos hallazgos tentativos en un plazo de uno o dos años.
¿Qué tipo de vida alberga K2-18b?
A través de sus redes sociales, la astrónoma chilena Tere Paneque aclaró algunos aspectos del hallazgo en base a lo que ha sido publicado en el estudio.
«Basándonos en lo que conocemos en la Tierra y el hecho de que K2-18b está propuesto de ser un planeta oceánica, las formas de vida que se proponen serían fitoplancton o algún tipo de microbacteria. Todas formas de vida pequeñas y acuáticas«, menciona.
Pero la historia no termina con este descubrimiento. La científica remarca que esta no es la primera vez que ocurre algo similar, ya que a finales de 2020 otro estudio aseguró haber detectado vida en Venus de una manera similar a través de la detección de una bioseñal, en este caso, la molécula fosfina.
«Aquel resultado fue ampliamente discutido en la comunidad científica y sigue siendo discutido hasta el día de hoy. No tenemos la certeza absoluta de que esto sea una bioseñal o de que haya vida en Venus y, en este caso, probablemente, pase lo mismo«, señala Paneque.
La científica también explica que, a raíz de este estudio sobre K2-18b, miembros de la comunidad astronómica han salido a aclarar que la presencia de sulfuro de dimetilo ya ha sido registrada en otras zonas del espacio, lo que demostraría que no necesariamente tiene un origen ligado a la vida.
«Se ha observado en el medio interestelar y también sobre algunos cometas. Además, K2-18b tiene un historial de que se encuentren cosas y luego se cambien por otras. Hace algunos años pensábamos que tenía una atmósfera rica en agua pero hoy en día sabemos que es más rica en hidrocarburo», destaca la divulgadora científica.
Tere Paneque concluye que este resultado «es interesante, pero hay que estar atentos a cuáles van a ser las discusiones científicas y si otros grupos con otros métodos e instrumentos logran replicar los resultados, porque esa es la clave de la ciencia. Tiene que ser replicable«.