Del lobo gigante a la fauna chilena: El potencial de la genómica para evitar extinciones

Tiempo de lectura: 2 minutos Tras modificaciones genéticas al lobo gris, expertos recalcan que el verdadero potencial de estas tecnologías reside en la conservación genómica de especies amenazadas en Chile.
Revuelo en la comunidad científica ha generado el anuncio de la empresa Colossal Biosciences, que aseguró haber «desextinto» al legendario lobo gigante (Canis dirus).
Aunque lejos de una resurrección al estilo «Jurassic Park», este avance marca un punto de inflexión en la biotecnología y plantea preguntas cruciales: ¿Estamos a las puertas de la era de la desextinción? Y más importante aún, ¿cómo pueden estas herramientas ayudar a proteger la biodiversidad actual, especialmente en puntos críticos como Chile?
Especialistas han aclarado que, más que hablar de «desextinción», se trata de modificaciones genéticas específicas, logradas con el ADN del pariente vivo más cercano al lobo hungaro: el lobo gris.
La clave del experimento radica en la precisión. Juliana Vianna, coordinadora nacional del proyecto 1000 Genomas e investigadora en genómica evolutiva de la Pontificia Universidad Católica de Chile, explica el proceso: «El ADN de especies extintas como el lobo gigante está altamente degradado. Lo que hicieron los investigadores fue realizar en el genoma del lobo gris 20 alteraciones en 14 genes que poseen características del lobo extinto. Esto permitió recrear rasgos como el tipo de pelaje o la forma del cráneo».
Tecnologías como CRISPR, que actúan como «tijeras moleculares» de alta precisión, hicieron posible estas modificaciones dirigidas.
Desextinción: Más ciencia ficción que realidad
A pesar del entusiasmo inicial, los expertos llaman a la cautela respecto al término «desextinción». Miguel Allende, director del Instituto Milenio Centro de Regulación del Genoma (IM-CRG), aclara los enormes desafíos técnicos: «En teoría, sí es posible traer de vuelta a una especie extinta si se recupera su genoma completo y se introduce en una célula compatible de un organismo vivo. Pero en la práctica, eso es extremadamente difícil». La degradación natural del ADN antiguo hace casi imposible obtener un genoma completo y funcional.
Por ello, Allende subraya que el experimento del lobo gigante fue una «recuperación parcial», insertando genes específicos del animal extinto en el genoma del lobo actual para imitar ciertas características.
Más allá de la viabilidad técnica, Vianna plantea una reflexión fundamental: «No se trata solo de traer una especie de vuelta, sino de entender si esas características tienen sentido en el ambiente actual. Muchas especies se extinguieron porque no lograron adaptarse a los cambios climáticos o a nuevas enfermedades». El foco, argumenta, debe estar en asegurar la supervivencia de las especies en el presente.
Proteger la biodiversidad chilena del futuro
Aquí es donde la verdadera promesa de estas tecnologías cobra fuerza, especialmente para Chile, un país con alta endemicidad y numerosas especies amenazadas. El proyecto «1000 Genomas», liderado en parte por Vianna, está creando un invaluable archivo genético de la biodiversidad chilena.
«Estamos secuenciando especies chilenas vivas, muchas de ellas endémicas y amenazadas. Tener esa información genética es crucial para desarrollar estrategias de conservación«, afirma.
Esta «biblioteca genética» no solo permite monitorear la salud de las poblaciones, sino que abre la puerta a intervenciones futuras. Allende no lo descarta: «Con las herramientas que usamos en 1000 Genomas y las tecnologías de edición genómica actuales, podríamos intervenir genéticamente para conferir resistencia a enfermedades en especies amenazadas».