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Futuro acelerador de partículas de CERN será tres veces más grande para estudiar el universo

Futuro acelerador de partículas de CERN será tres veces más grande para estudiar el universo

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Tiempo de lectura: 2 minutos Con una inversión proyectada de 15.600 millones de euros, este ambicioso proyecto busca impulsar la física fundamental más allá del bosón de Higgs y adentrarse en enigmas cósmicos como la materia oscura.

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La Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN) presentó los detalles de su ambicioso proyecto para construir un nuevo y gigantesco acelerador de partículas, que triplicaría el tamaño del actual Gran Colisionador de Hadrones (LHC).

Esta megaestructura buscará revolucionar la física de partículas y responder preguntas fundamentales sobre el cosmos, incluyendo la naturaleza de la materia oscura.

El futuro colisionador, cuyo estudio de viabilidad fue presentado recientemente en Ginebra tras la colaboración de más de mil físicos e ingenieros de todo el mundo, representa un salto monumental en la capacidad de exploración científica. Si bien el actual LHC, famoso por el descubrimiento del bosón de Higgs en 2012, tiene una circunferencia de 27 kilómetros, la nueva máquina propuesta alcanzaría los 90,7 kilómetros.

Este anillo subterráneo se construiría a una profundidad de 200 metros –el doble que el LHC actual–, previsiblemente en la misma región fronteriza entre Suiza y Francia, aunque abarcando un área significativamente mayor debido a sus dimensiones expandidas. El proyecto, de ser aprobado, marcaría una nueva era en la búsqueda del conocimiento sobre los componentes más básicos de la realidad.

Dimensiones y costos de una nueva era científica

El estudio de viabilidad detalla que la construcción del nuevo acelerador implicaría una inversión de, aproximadamente, 15.600 millones de euros. Este considerable costo se distribuiría a lo largo de un período de 12 años, comenzando previsiblemente a principios de la década de 2030.

La mayor parte de la financiación provendría del presupuesto anual regular del CERN, una organización internacional sustentada por sus estados miembros.

La decisión final sobre la ejecución del proyecto recaerá en el consejo administrador del CERN, que iniciará las deliberaciones formales en noviembre de este año y se espera tome una determinación hacia 2028. Si recibe luz verde, la comunidad científica global podría ver el inicio de operaciones de este coloso tecnológico durante la década de 2040, abriendo puertas a descubrimientos que hoy apenas podemos imaginar.

Explorar las fronteras de la física: Del Higgs a la materia oscura

El objetivo central de este futuro colisionador es profundizar en nuestra comprensión de las leyes fundamentales que rigen el universo. Tras el hito que supuso la confirmación del bosón de Higgs –la partícula que explica cómo otras partículas adquieren masa–, los científicos buscan ir más allá y abordar misterios aún sin resolver.

El programa científico se planifica en dos fases principales. En la primera, el acelerador haría colisionar electrones y sus antipartículas, los positrones. Esto permitiría producir y estudiar con una precisión sin precedentes partículas clave como el propio bosón de Higgs, partículas electrodébiles y los quarks «top», los más pesados conocidos. Esta fase actuaría como una «fábrica de Higgs», permitiendo mapear sus propiedades en detalle.

La segunda etapa sería aún más potente: colisiones de protones contra protones a una energía de 100 teraelectronvoltios (TeV). Esto representa un salto energético enorme comparado con los 13-14 TeV máximos del LHC actual. Con esta potencia, los físicos esperan poder sondear fenómenos completamente nuevos, buscar partículas desconocidas y, crucialmente, obtener pistas sobre la naturaleza de la materia oscura, esa componente invisible que constituye la mayor parte de la masa del universo pero cuya identidad sigue siendo uno de los grandes enigmas de la ciencia contemporánea.


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