Piercings prehistóricos: Adornos labiales podrían tener 25.000 años de antigüedad
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Tiempo de lectura: 2 minutos Investigadores de la Universidad de Coimbra analizaron el desgaste dental en restos óseos prehistóricos, encontrando patrones similares a los causados por el uso de adornos labiales.
Un nuevo estudio, realizados por científicos de la Universidad de Coimbra, en Portugal, sugiere que la práctica del piercing labial podría remontarse al Paleolítico Superior, hace más de 25.000 años.
El análisis de restos óseos hallados en Europa Central revela un desgaste dental particular, similar al producido por el uso de adornos labiales, abriendo una ventana al pasado para comprender las prácticas culturales de las comunidades prehistóricas.
La investigación, publicada en el Journal of Paleolithic Archaeology, se centra en el análisis del desgaste observado en dientes maxilares (superiores) encontrados en diversos yacimientos arqueológicos de Europa Central.
El investigador John Charles Willman, del Centro de Investigación en Antropología y Salud (CIAS) de la Universidad de Coimbra, observó un patrón consistente: los primeros molares superiores presentaban un desgaste significativamente mayor que los dientes mandibulares (inferiores).
Para comprender la causa de este desgaste atípico, Willman comparó sus hallazgos con ejemplos históricos y contemporáneos de diversas culturas que practican la ornamentación labial. La similitud en los patrones de desgaste sugiere que las poblaciones del Paleolítico Superior podrían haber utilizado adornos labiales de forma permanente, lo que explicaría el deterioro observado en los dientes superiores.
Identidad grupal y ritos de paso en la prehistoria
El uso de piercings labiales en el Paleolítico Superior, según plantea la investigación, podría estar vinculado a rituales de paso y a la expresión de identidad grupal dentro de las comunidades de cazadores-recolectores.
«Probablemente se tratase de una forma simbólica que los miembros de estos grupos utilizaban para identificarse los unos a los otros», explica Willman. «Lo primero que reconocemos en los demás suele ser el rostro, por lo que adornos como estos saltarían a la vista incluso desde la distancia», agrega.
El hallazgo de Willman abre nuevas interrogantes sobre el significado simbólico de estos adornos y su rol en la vida cotidiana de las comunidades del Paleolítico Superior. Futuros estudios podrían centrarse en la composición de estos hipotéticos piercings y en su distribución geográfica para obtener una imagen más completa de esta antigua práctica cultural.