Descubrimiento chileno desvela claves de la percepción visual en movimiento
Tiempo de lectura: 2 minutos Un estudio publicado en Nature Neuroscience revela cómo el cerebro distingue entre nuestro propio movimiento y el del entorno, un mecanismo esencial presente desde insectos hasta humanos.
Un equipo de científicos ha publicado un importante estudio en la prestigiosa Revista Nature Neuroscience que desentraña los mecanismos cerebrales que nos permiten percibir el movimiento visual.
El biólogo chileno Tomás Vega- Zúñiga, uno de los autores de la investigación, explica que el cerebro debe resolver constantemente un complejo problema: determinar si el movimiento que percibimos visualmente se debe a nuestro propio desplazamiento o al del mundo que nos rodea.
Esta capacidad, presente desde insectos hasta seres humanos, se basa en un mecanismo denominado «copia eferente«.
«Cada vez que vamos a ejecutar un movimiento, el cerebro envía una señal a los ojos informándoles de dicho movimiento«, explica Vega-Zúñiga.
Esta «copia eferente» permite al cerebro procesar la información visual de forma que el mundo se perciba estable, a pesar de nuestros propios movimientos. Sin este mecanismo, sería imposible distinguir si nos movemos nosotros o se mueve el entorno.
Un ejemplo simple de este concepto, ilustra Vega-Zúñiga, es el hecho de que podemos hacer cosquillas a otra persona, pero no a nosotros mismos. De igual manera, al mover los ojos voluntariamente, el fondo permanece estático, mientras que si movemos el ojo con el dedo, la imagen se desplaza.
Trabajo de largo aliento con impacto global
La investigación, iniciada hace 14 años en Chile, continuó su desarrollo en Alemania y culminó en Austria, demostrando la perseverancia y la calidad de la ciencia chilena. Vega destaca la creatividad que surge de la escasez de recursos en Latinoamérica, impulsando a los científicos chilenos a formular preguntas profundas e innovadoras.
«La ciencia chilena es muy buena y los científicos chilenos en el exterior tienen mucho éxito«, afirma Vega, quien planea regresar a Chile para continuar su labor investigativa.
El científico subraya la importancia de la ciencia básica como base para futuras aplicaciones en áreas como la biomedicina y el desarrollo tecnológico.
En el caso de este estudio, el descubrimiento de la región cerebral involucrada en la percepción del movimiento en ratones abre nuevas vías para comprender enfermedades motoras y la percepción tridimensional en humanos. «Si se demuestra este mismo mecanismo en primates y luego en humanos, sería una zona del cerebro importante para investigar en relación a diversas enfermedades«, señala Vega.