La diversidad genética del chorito chileno impide su trazabilidad
Tiempo de lectura: 2 minutos Un estudio de la Universidad Católica del Norte (UCN) y el Instituto Milenio SECOS revela la alta diversidad genética y la baja diferenciación entre poblaciones de choritos en el sur de Chile, dificultando la trazabilidad genética de estos moluscos cruciales para la industria acuícola nacional.
La mitilicultura chilena, segunda en importancia después de la salmonicultura, depende de la captación de larvas de chorito provenientes de bancos naturales ubicados entre la regiones de los Ríos y de Los Lagos.
Un nuevo estudio de la Universidad Católica del Norte (UCN) y el Instituto Milenio SECOS, publicado en Scientific Reports, analizó la estructura genética de estos bancos naturales, con importantes implicancias para el manejo y la conservación de la especie.
La investigación analizó miles de marcadores moleculares genómicos en 125 individuos de chorito provenientes de seis poblaciones naturales entre Mehuín (Región de Los Ríos) y Yaldad (sur de Chiloé), abarcando 430 km. Los resultados confirman la alta diversidad genética del chorito, pero sorprenden al revelar una escasa diferenciación genética entre las poblaciones estudiadas.
«Detectamos pocas señales de diferenciación genética entre los bancos naturales a pesar de la variabilidad ambiental en la zona de estudio, particularmente en temperatura y salinidad», explica Pilar Haye, académica del Departamento de Biología Marina de la UCN y directora alterna de SECOS. Esta homogeneidad genética, según la investigación, se debería a la dispersión larval y a las prácticas de la industria mitilicultora.
Implicancias para la mitilicultura y la conservación
La dispersión de las larvas de chorito, que permanecen en la columna de agua por varias semanas, permite su transporte a largas distancias por las corrientes marinas. Además, la industria mitilicultora transporta «semillas» (larvas) desde centros de origen hacia centros de engorda, contribuyendo a la mezcla genética.
«Estos dos procesos de mezcla de individuos, tanto natural como mediada por acciones humanas, probablemente explican por qué las poblaciones naturales de chorito son bastante similares genéticamente«, añade Nicolás Segovia, investigador y data manager de SECOS.
Esta similitud genética dificulta la trazabilidad de los choritos. El estudio demostró que menos de la mitad de los individuos pudieron ser asignados correctamente a su población de origen utilizando marcadores de ADN.
«Ante la pregunta de si es posible, usando herramientas genéticas, saber de dónde proviene un individuo de chorito, lamentablemente, a la luz de este estudio, es poco probable, ya que no tienen diferencias suficientes entre poblaciones», concluye Haye.
Esta información es crucial para la industria mitilicultura, ya que la incapacidad de rastrear el origen de las semillas podría dificultar la gestión de los bancos naturales y el desarrollo de estrategias de conservación específicas. Futuros estudios podrían explorar otras herramientas o enfoques para abordar este desafío y asegurar la sostenibilidad de esta importante actividad económica en Chile.
El estudio fue desarrollado y publicado por Pilar Haye, Nicolás Segovia -investigador y data manager SECOS- y la estudiante de doctorado Diana Coral-Santacruz (UCN).