Científico chileno corrige a Darwin sobre enigmático mamífero
Tiempo de lectura: 4 minutos Durante 159 años, se atribuyó el hueso atlas de un bóvido, probablemente de un gran toro, a una Macrauchenia patachonica, peculiar mamífero que habitó hasta cerca de 11 mil años atrás en gran parte de Sudamérica, incluido Chile. El error fue descubierto por el investigador de la Red Paleontológica de la Universidad de Chile, Hans Püschel.
Estos fueron los primeros hallazgos relacionados con la Macrauchenia patachonica, mamífero ungulado (que camina con el extremo de los dedos y poseen pezuña) que aún es considerado un enigma evolutivo por su curiosa anatomía. El famoso animal nativo de Sudamérica, representado en películas infantiles como la Era del Hielo, fue el objeto de estudio de Hans Püschel, investigador de la Red Paleontológica de la Universidad de Chile, quien descubrió que la descripción científica de la especie contenía un error del que nadie se percató en 159 años. El hallazgo ocurrió mientras realizaba el estudio que le permitió identificar a una nueva especie de este grupo de mamíferos que habitó Chile, a la que llamó Micrauchenia saladensis. En el marco de la revisión de materiales para este trabajo, el paleontólogo se dio cuenta que el hueso atlas (vértebra que sostiene el cráneo) descrito para Macrauchenia patachonica tenía inconsistencias anatómicas.
El hallazgo fue presentado en un estudio publicado por Püschel en la revista Swiss Journal of Palaeontology, junto al paleontólogo argentino Agustín Martinelli, trabajo en el que determinaron que el atlas asignado por la literatura a esta especie en realidad correspondía al de un bóvido, probablemente un gran toro o vaca. De acuerdo al investigador de la Universidad de Chile, “la importancia de esta investigación es que viene a corregir un error histórico en una especie emblemática, que ha sido muy estudiada e incluida en muchos trabajos y que, además, fue descubierta por Darwin. Entonces, es increíble que en todos estos años nunca se corrigiese este error, que nadie se haya dado cuenta. Este trabajo viene a corregir eso y da cuenta de un tema anatómico importante en la especie”.
Un mamífero muy peculiar
Pese a su parecido con vicuñas o camellos, los macrauquénidos no tenían parentesco cercano con estos animales, con los que compartía el rasgo de poseer unas vértebras cervicales muy alargadas. “Hay una convergencia evolutiva entre estos dos grupos, porque no están emparentados para nada, pero se parecen mucho -por ejemplo- en la anatomía del cuello. De hecho, creo que eso fue lo que confundió a Owen en su momento”, explica el paleontólogo e investigador de la Facultad de Ciencias de U. de Chile. La Macrauchenia patachonica, en particular, se estima que llegó a pesar hasta una tonelada, por lo que se podría considerar un mamífero bastante grande, con patas y cuello largo.
Se piensa, además, que poseía una trompa en el extremo del hocico, rasgo que se mantiene como una de las grandes interrogantes sobre este animal. “Es muy interesante su anatomía craneal, ya que tiene el hueso nasal muy retraído, está casi al nivel de los ojos, muy arriba, muy hacia atrás en el cráneo, y eso podría ser indicio de que tuvo una trompa. Pero en realidad no lo sabemos porque no se ha preservado la parte del tejido blando. Solo podemos observar que es muy peculiar su anatomía. Incluso hay un estudio que propone que quizás tuvo un labio superior desarrollado, como los alces, pero es algo que todavía está en discusión”, detalla Hans Püschel.
¿Fueron los humanos la causa de su extinción?
La mayoría de los restos fósiles de la Macrauchenia patachonica que se conocen son principalmente del Cono Sur de Sudamérica, sobre todo de la pampa y la Patagonia de Argentina.
Si bien, se desconoce evidencia de caza directa, se cree que la presencia de los humanos puede haber sido una de las razones de su extinción. “Siempre he pensado que fueron las interacciones con los humanos las que afectaron su sobrevivencia, principalmente porque somos constructores de nichos y modificamos mucho nuestro entorno, lo que tiene impacto en las especies que viven en el ambiente”, plantea Püschel.
Junto a esto, indica que también hubo cambios ambientales muy grandes. “Se pasó de una época glaciar a una interglaciar, entonces también se modificaron los rangos de las especies. Entonces, frente a la suma de estos factores estresores, quizás a las especies más grandes, con ciclos de vida más largos, les costó más adaptarse. De todas formas, evidencia de caza directa, así como de exterminio, hasta donde sé no hay. Pero esto no quiere decir que no tuvimos que ver con su extinción”.
Fuente: U. de Chile