Estudio prueba que víctimas de violación se paralizan
Tiempo de lectura: 2 minutos La investigación neurocientífica del University College de Londres (UCL) advierte que en una violación o agresión sexual, el miedo y la amenaza pueden hacer que las víctimas queden atenazadas y sean físicamente incapaces de responder al asalto, razón que se usa en muchas ocasiones para desestimar la acusación de la víctima.
Uno de los argumentos más empleados en los juicios por violación es que la víctima no evitó la agresión (no huyó o luchó contra sus agresores). Hoy, un estudio del University College de Londres (UCL), advierte de que esta reacción tiene una base neurocientífica.
A la vista de los resultados, el estudio científico pide que las leyes tengan en cuenta las pruebas neurocientíficas que sugieren que en una violación o agresión sexual, el miedo y la amenaza pueden hacer que las víctimas queden atenazadas y sean físicamente incapaces de responder al asalto.
La investigación, publicada en Nature Human Behaviour, ha sido realizada por el profesor Patrick Haggard y Ebani Dhawan, exestudiante del University College de Londres (UCL). Los investigadores sostienen que la inmovilidad de la víctima puede ser totalmente involuntaria, en cuyo caso la culpa es inapropiada.
Respuesta neuronal al peligro
Las investigaciones han demostrado que, ante una amenaza, la respuesta del cerebro puede incluir el bloqueo de los circuitos neuronales que controlan voluntariamente el movimiento del cuerpo.
Ante una amenaza inmediata y grave, el comportamiento de muchos animales puede cambiar a una inmovilidad prolongada en la que el cuerpo queda completamente congelado o flácido.
En los seres humanos ocurren procesos similares, y los estudios de los cuestionarios han demostrado que las víctimas de agresiones sexuales a menudo dicen ser incapaces de moverse o gritar durante la agresión, incluso cuando no están físicamente oprimidas o inmovilizadas.
Pero esa falta de forcejeo suele ser utilizada por los defensores de los agresores y violadores, quienes argumentan que esa falta de resistencia equivale al consentimiento. Pero si la víctima está «involuntariamente inmóvil», ese argumento es incorrecto, advierte el estudio.
Para Haggard, profesor de Psicología y Ciencias del Lenguaje de la UCL, la ley reconoce desde hace tiempo la eximente de ‘pérdida de control’ y puede conceder la responsabilidad atenuada en situaciones específicas en las que se demuestra que las acciones se realizaron sin control voluntario: «Tras revisar las pruebas neurocientíficas, sugerimos que se tenga la misma consideración con la inmovilidad involuntaria durante la violación y la agresión sexual y que se deje de culpar a las víctimas de manera inapropiada«.
«Es esencial llamar la atención de la sociedad sobre la importancia crucial del ‘consentimiento activo’«, concluye el científico.
Efectos de la violación
En 2021-2022 la policía de Inglaterra y Gales registró más de 70.000 violaciones pero solo el 3% dieron lugar a una acusación.
Dhawan afirma que «las definiciones legales de violación y agresión sexual se basan en la falta de consentimiento». Pero, con frecuencia los tribunales lo ponen en duda y «presentan estereotipos no probados sobre cómo se comportaría supuestamente una víctima ‘real'», lamenta. Con esta estrategia, «los agresores pueden alegar que asumieron que la víctima estaba consintiendo porque no oponía resistencia«, subraya.
«Debemos utilizar los descubrimientos neurocientíficos para evitar que estos mitos sirvan como argumento para la defensa y para garantizar que se haga justicia a las víctimas«, concluye el investigador.