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Por primera vez captan una estrella devorando un planeta

Cooperativa Ciencia,

Tiempo de lectura: 3 minutos Desde el observatorio Gemini Sur en Chile (en la imagen principal), se capturó evidencia directa de un exoplaneta tragado por una estrella similar al Sol. Este proceso nunca visto antes puede indicar cómo será el destino final de la Tierra cuando nuestro propio Sol alcance el final de su vida, en unos 5 mil millones de años más

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La evidencia irrefutable de este evento quedó registrada en un estallido largo y de baja energía de la estrella, un signo revelador de un planeta rozando la superficie de un Sol distante, fenómeno que  registrado con el con el telescopio de Gemini Sur en Chile, que opera NOIRLab de NSF y Observatorio AURA

Los astrónomos lograron reconstruir el ciclo de vida de las estrellas y cómo interactúan con sus sistemas planetarios a medida que envejecen.  Con esta reciente investigación fue posible confirmar que cuando una estrella similar al Sol se acerca al final de su vida, se expande entre 100 a 1.000 veces su tamaño original.

Gracias a la Cámara de Óptica Adaptativa de Gemini Sur (GSAOI por sus siglas en inglés) que se encuentra instalada en el telescopio de Gemini Sur, la mitad austral del Observatorio Internacional Gemini, que opera NOIRLab, se logró observar la primera evidencia directa de una estrella moribunda expandiéndose para engullir a uno de sus planetas. Los científicos se percataron de este proceso al registrar un revelador estallido “largo y de baja energía” de una estrella ubicada en la Vía Láctea, a unos 13 mil años luz de la Tierra. Este evento, probablemente, será el mismo destino que le espera a Mercurio, Venus y la Tierra cuando nuestro Sol inicie su agonía en unos 5 mil millones de años más.

“Estas observaciones entregan una nueva perspectiva para encontrar y estudiar las miles de millones de estrellas en nuestra Vía Láctea que ya han devorado a sus planetas”, explicó el astrónomo de NOIRLab, Ryan Lau, quien es uno de los autores del artículo científico publicado por la revista Nature.

Durante la mayor parte de su vida, las estrellas similares al Sol fusionan hidrógeno en su núcleo denso y caliente, lo que le permite a la estrella contrarrestar el peso aplastante de sus capas exteriores. Cuando el hidrógeno se agota en el núcleo, la estrella comienza a fusionar helio en carbono, y la fusión de hidrógeno migra a las capas exteriores de la estrella, lo que hace que estrellas similares al Sol se expandan y se conviertan en una gigante roja.

Sin embargo, esta transformación es una pésima noticia para cualquier planeta que se encuentre en el sistema interno, porque cuando la estrella finalmente se expande para engullir a uno de sus planetas, su interacción podría desencadenar un espectacular estallido de energía y material. Este proceso también frenaría la velocidad orbital del planeta haciéndolo sumergirse en la estrella.

¿Cómo se identifican?

Distinguir los estallidos de un planeta que está siendo devorado por su estrella es difícil, porque se puede confundir con otro tipo de explosiones, como las llamaradas solares o las eyecciones de masa coronal. Por tal motivo se requieren observaciones de alta resolución para identificar la ubicación de un estallido,. Gemini Sur proporcionó esta información esencial gracias a sus avanzadas capacidades de óptica adaptativa.

La astrónoma Kishalay De, autora líder del artículo científico, declaró que “con estos nuevos y revolucionarios estudios ópticos e infrarrojos, ahora somos testigos de que tales eventos suceden en tiempo real en nuestra propia Vía Láctea, un testimonio de nuestro casi seguro futuro como planeta”.

El estallido de la inmersión del planeta duró aproximadamente 100 días y las características de su curva de luz, así como también el material expulsado, dieron a los astrónomos una idea de la masa de la estrella y la de su planeta devorado.  A partir de análisis del material expulsado, el equipo estimó que la estrella progenitora tiene entre 0,8 y 1,5 veces la masa de nuestro Sol y que el planeta sumergido tenía entre 1 y 10 veces la masa de Júpiter.

“Creo que hay algo bastante notable en estos resultados que hablan de la fugacidad de nuestra existencia”, expresó Lau. “Luego de miles de millones de años de vida de nuestro Sistema Solar, las etapas finales probablemente concluirán en un destello final que durará unos cuantos meses”, finalizó.

Fuente: NOIRLab de NSF


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