Chinches y dinosaurios, antiguos conocidos
Tiempo de lectura: 2 minutos El chinche de ojos grandes existió hace 99 millones de años, por lo tanto, contrario a lo que se pensaba, convivió con los dinosaurios. Fue descubierto en las minas de ámbar de Myanmar por un investigador de la Universidad de Magallanes.
Eduardo Faúndez, académico de la Universidad de Magallanes, buscaba ancestros de los chinches subantárticos en los bosques de araucaria de Myanmar, antiguo Birmania, y para ello compró material descartado por las minas de ámbar de ese país. “El ámbar de esa zona se vende para joyería, pero tiene bichos o cosas así. Prácticamente, casi lo desechan, y a veces lo venden por lotes para educación. Entonces, uno compra un lote y no sabe lo que va a venir”.
¿Por qué compró desechos de la ex Birmania? Sucede que hace 100 millones de años, los bosques de ahí eran de araucarias, parecidos a los que tenemos en Chile. Faúndez estaba buscando esas relaciones cuando encontró en una de las muestras algo que le llamó la atención: sus ojos grandes. Por esta característica llegó a la conclusión de que, en efecto, era un insecto de esta familia.
¿De dónde viene el chinche de ojos grandes?
La pieza de ámbar que contiene el fósil estudiado procede de Noije Bum, al norte de Myanmar. “Es una familia más antigua de lo que se cree”, explica el investigador. “La mayoría los conoce como ‘chupa sangre’, pero éstos son depredadores. Cazan bichos más chicos y hoy incluso se ocupan para control biológico. Es decir, se crían y se sueltan en los campos para que se coman las plagas y evitar el uso de pesticidas”.
La investigación explica que la familia Geocoridae, o comúnmente conocida como chinches de ojos grandes, es peculiar de verdaderos insectos lygaeoideos: «Estos presentan rasgos morfológicos exoesqueléticos altamente especializadas que son únicos entre los verdaderos bichos ligeoideos, por ejemplo, ojos agrandados”.
¿Cómo han evolucionado?
El académico asegura que aún no se han desarrollado estudios sobre su evolución, pero el examen de los fósiles proporciona información útil para avanzar en esta materia: “Ahora hay que hacer un análisis filogenético para reconstruir la historia de toda la familia y revisar su presencia en Chile”.
Consultado respecto del destino final de este fósil, señala que quedará en la Colección Paleoentomológica del Instituto de la Patagonia, Universidad de Magallanes, con fines educativos y de investigación.
Fuente: UMAG
