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Cuatro investigaciones con participación ciudadana

Cuatro investigaciones con participación ciudadana

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Tiempo de lectura: 5 minutos En el marco de la Festival de las Ciencias, te presentamos cuatro proyectos chilenos con la premisa de la participación: Desde el monitoreo de aves marinas hasta la medición de la temperatura extrema en la capital cuentan con el aporte de la sociedad civil.

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En el siglo XIX, el científico inglés Charles Darwin recorrió gran parte del mundo, incluyendo Sudamérica, estudiando y observando los distintos ecosistemas. Fue así como escribió la famosa teoría de la evolución, en la que explicaba que los seres vivos se mantienen inmutables hasta que llega una catástrofe que los obliga a adaptarse o los extingue. Es lo que hasta el día de hoy se conoce como el proceso de selección natural.

Lo que se desconoce de esta historia es que parte importante de la evidencia para llegar a esa teoría vino del aporte de cientos de personas. No solo científicos, sino que también criadores de animales, jardineros, diplomáticos, exploradores y sacerdotes le enviaban cartas contándole lo que observaban. Con esto, Darwin se convirtió en uno de los pioneros de la ciencia ciudadana.

Este es un enfoque cada vez más masivo en el que cualquier persona puede integrarse a los procesos científicos, aportando con datos experimentales, planteando nuevas preguntas y creando, en conjunto con los investigadores, una nueva cultura científica.

«La ciencia ciudadana es un enfoque para realizar ciencia desde una mirada más democratizadora y más participativa. Al abrir el ecosistema científico a personas comunes y corrientes puedes abrir vocaciones y sumar personas nuevas», explica la Directora de Desarrollo de la Vicerrectoría de Investigación y Doctorados de la Universidad Autónoma, Dinka Acevedo.

La presidenta de Fundación Ciencia Ciudadana enfatiza que hacer este tipo de investigaciones es un desafío: «Cuando incorporas a personas o diseñas un proyecto donde va a participar la sociedad civil, ese proyecto tiene que estar muy bien diseñado para que no te digan que los resultados no son válidos».

«Requiere ser más cuidadoso en la metodología, ser mas dedicado en la capacitación y el diseño de participación y el desarrollo del proyecto. Implica más dinero, inversión y tiempo. La premisa es que la gente no echa a perder los proyectos, sino que el que diseña el proyecto lo diseña mal«, agrega Acevedo.

Con todos estos desafíos, la ciencia ciudadana es un campo cada vez más incipiente, y en Chile existe una variedad de programas que ya lo han implementado. Estos son algunos:

1. Científicos de la Basura

Es un programa donde los escolares investigan el problema de la basura en las playas de Latinoamérica y el mundo. Comenzó en 2007 con la participación de más de 1000 escolares y 160 docentes a lo largo de todo Chile. En 2018 el programa se expandió y llegó a los 11 países de América Latina que bordean el océano Pacífico, formando así la Red de Científicos de la Basura.

En este proyecto, niños, niñas y profesores realizaron un catastro de los desechos abandonados en las playas. Gracias a ello, el Primer Muestreo Internacional de Macrobasura en Playas de Arena 2021 arrojó que la composición de la basura y su acumulación indican que las fuentes son locales, es decir, la basura se originó en las actividades desarrolladas cerca de la costa.

«Cuando nos llegaron estos datos dije: ¡Guau! Esto es increíble. Tenemos datos duros científicos, todos con la misma metodología de todas las playas de Chile. Esto fue en el año 2008 cuando todo el mundo sabía que había basura en las playas, pero no existía ningún dato sobre el tipo de plástico, en qué cantidades había y de dónde venía esa basura«, menciona el director de Científicos de la Basura, Martin Thiel.

«Sin saber lo que hacíamos, habíamos hecho el primer diagnóstico nacional de la basura en la playa con todos los profesores y estudiantes», agrega Thiel.

2. Santiago HOT

Este es un proyecto que buscará mapear las zonas de calor extremo en nuestra capital durante el mes de enero de 2024. La iniciativa, que cuenta con fondos de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA), ya se ha realizado con éxito en Estados Unidos, Brasil y Sierra Leona. Santiago será la tercera ciudad fuera del país norteamericano en sumarse a este importante proyecto de investigación.

Santiago HOT contará con voluntarios para la toma de datos, lo que permitirá mapear la temperatura durante todo un día de extremo en la ciudad.

«La participación de las personas se da en distintas dimensiones. La primera es que hacemos un llamado a voluntarios para que salgan a medir en un día de extremo calor, que todavía está por definirse, usando sensores que van montados en autos, que miden temperatura del aire, humedad y contaminación. Necesitamos voluntarios que salgan a medir en conductores de autos y los que acompañan al conductor para operar los equipos», señala la investigadora de la Universidad Andrés Bello y líder del proyecto en Chile, Raquel Jiménez.

Todo la información recolectada servirá de insumo para diseñar intervenciones de mitigación y resguardar la salud de las personas más afectadas.

3. Chinita Arlequín

Este proyecto fue iniciado en 2011 por un grupo de investigadores, investigadoras, ayudantes y estudiantes del Laboratorio de Ecología de Ambientes Fragmentados (LEAF) de la Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias de la Universidad de Chile, junto con la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

Con el objetivo de comprender la invasión de la chinita arlequín en Chile, implementaron un sitio web donde personas pudieron ingresar información relevante sobre este insecto, como datos y fotografías. «Subimos esta página web y tuvimos miles de registros desde 2011 hasta la fecha. Después, analizamos y verificamos esos registros. Con eso fuimos capaces de describir cómo ocurrió la invasión de la chinita arlequín«, explica la académica de la Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias de la Universidad de Chile y líder del proyecto, Audrey Grez.

Actualmente, el proyecto se encuentra en fase de término, ya que la distribución de la chinita arlequín se encuentra estabilizada.

4. REVAM

Este programa de monitoreo -que actualmente se encuentra en receso tras la llegada de la gripe aviar- reunió a investigadores y ciudadanos del país para establecer una base de datos sobre la mortalidad de aves marinas, y los factores que se encontraban relacionados con estos eventos.

«La principal ventaja de la ciencia ciudadana es la posibilidad de obtener información proveniente de un lugar y un tiempo al cual normalmente los investigadores no tienen acceso«, indica uno de los fundadores y coordinador de REVAM, Guillermo Luna.

Para recolectar los datos, las personas ingresaban a la plataforma de REVAM y completaban información sobre las características de las aves muertas, además de incorporar fotografías. Con esto, el equipo del proyecto buscaba determinar los patrones espaciales de las aves muertas encontradas, y cómo varían a través del tiempo.


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