¿Cómo acompañar a personas con Alzheimer?
Tiempo de lectura: 2 minutos En el marco del Día Mundial del Alzheimer, las voces expertas abordan los 12 factores de riesgo modificables que pueden ayudar a disminuir o retardar en un 40% la posibilidad de desarrollar esta enfermedad, que además de afectar a quienes la padecen tiene un gran impacto en el entorno familiar dedicado a su cuidado.
Este jueves 21 de septiembre se conmemora el Día Mundial del Alzheimer, una fecha proclamada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para concientizar sobre esta enfermedad que hoy afecta a cerca de 60 millones de personas en el mundo y a unas 200 mil personas en nuestro país.
Carol San Martín, académica del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA) de la Universidad de Chile, explica que el Alzheimer es una enfermedad progresiva, donde los síntomas comienzan gradualmente y empeoran paulatinamente con el paso de los años. Añade también que se pueden identificar 12 factores de riesgo modificables que pueden ayudar a disminuir o retardar en un 40% la posibilidad de desarrollar Alzheimer en el futuro. Uno de ellos plantea la relación entre mayores niveles de educación, tanto infantil como a lo largo del resto de la vida, y una disminución en los riesgos de demencia. Es decir, un mejor nivel educación aumenta la reserva cognitiva y disminuye un 7% la posibilidad de desarrollar demencia.
La especialista de la Universidad de Chile añade que la hipertensión también aumenta el riesgo de demencia, así como el consumo excesivo de alcohol (3 copas del vino al día), traumatismos cerebrales, pérdida auditiva y sedentarismo, todos factores modificables.
El psiquiatra del Centro de Memoria y Neuropsiquiatría de la Universidad de Chile y del Hospital del Salvador, Tomás León Rodríguez, explica que «si bien no hay una receta de cocina para el manejo de personas con demencia, que sea efectivo para todos y en todo momento, hay algunas recomendaciones que pueden ser útiles al momento de interactuar con ellos«.
- Evitar cambios en rutina: Estos pacientes no se «aburren» como los demás y tienen dificultades en adaptarse y comprender nuevas situaciones, por lo que una rutina estructurada y esperable es lo mejor.
- No insistir o imponer: Si en algún momento no desea hacer alguna cosa, es mejor darles un minuto, distraer y cambiar el foco de atención más que insistir y escalar en la intensidad de la indicación.
- Exigir demasiado, reforzar la falta: Es parte de la enfermedad no poder hacer ciertas cosas, lo que incluso puede ser fluctuante, con días mejores y otros peores. Mostrarles lo que no pueden hacer no les ayuda y puede generarle más angustia.
- Ignorar las necesidades: Muchas veces se tiende a ignorar elementos como el dolor, el deseo de ir al baño o a salir. El ignorar esas necesidades puede ir aumentado los síntomas conductuales.
- Forzar a recordar: En momentos el paciente efectivamente podría olvidar y mostrarle su falla únicamente va a angustiarlo y aumentar síntomas depresivos.
- Infantilizar: Al mismo tiempo de que se debe cuidar, debe evitarse «sobrecuidar», ya que el permitir que el paciente mantenga algunas actividades cognitivas y diarias es necesario para enlentecer el avance de la enfermedad.
Fuente: U. de Chile