¿Cómo ayuda la terapia génica a caminar mejor en la vejez?
Tiempo de lectura: 2 minutos La terapia consiste en una intervención a nivel genético que busca cambiar el funcionamiento de las células de nuestro cuerpo, logrando así preparar el tejido intervenido. El Centro Gero enfrenta este desafío tratar enfermedades motoras que afectan el cerebro como el Parkinson o la enfermedad de Huntington
Lograr mayores conexiones neuronales es clave para tener un mayor control de movimiento en la vejez. En este sentido una ayuda ha sido la terapia génica, que busca corregir una enfermedad o un defecto que cause una patología.
Esta consiste en una intervención a nivel genético que busca cambiar el funcionamiento de las células de nuestro cuerpo, logrando así preparar el tejido intervenido para que responda mejor a una enfermedad o para que pueda atenuar los síntomas derivados de esta.
Eso es justamente lo que están haciendo investigadores del Centro de Gerociencia, Salud Mental y Metabolismo (GERO), quienes se han dedicado a estudiar posibles tratamientos ligados a la terapia génica para enfermedades motoras que afectan el cerebro, como el Parkinson y la enfermedad de Huntington.
“Estamos probando una terapia basada en un factor de crecimiento llamado IGF-2. Probamos su efecto terapéutico en modelos preclínicos de Parkinson, cuyo principal factor de riesgo es el envejecimiento, dado que en numero de casos aumenta a medida que envejecemos. Es por esto descubrir moléculas que pueden revertir algunos procesos celulares asociadas al envejecimiento , explica el investigador asociado de GERO y director del laboratorio de Neurobiología Traslacional del Centro de Biología Integrativa de la Universidad Mayor, René Vidal.
Al pensar en el cuerpo y los movimientos, lo primero que se viene a la cabeza son músculos, articulaciones y huesos, pero realmente todo comienza en el cerebro, “en los grupos de células de neuronas que controlan los movimientos y qué pasa con ellas cuando envejecemos”, añade el investigador.
¿Movimientos involuntarios del Parkinson?
“En el caso del Parkinson la palabra involuntarios no es tan real, sino que se pierde el control del movimiento. El cerebro da la orden de mover una extremidad, pero la persona no puede controlar este movimiento, que genera dichos movimientos erráticos o involuntarios”, agrega.
En el caso que una persona mayor no se mantenga activa, el cerebro se desgasta más rápido y las conexiones de las neuronas y la capacidad sináptica disminuye.
Lo que se busca es que esta pérdida se pudiera reducir o retrasar. Para esto hay que entender que durante el envejecimiento, también se genera el deterioro de los músculos y la funcionalidad de estos, que tiene a su vez una conexión con las neuronas motoras y el control de movimiento.
¿Cómo revertir?
“Uno quisiera tener una terapia milagrosa, pero la mejor manera de prevenir caídas es mantener la actividad física. En el laboratorio, trabajamos con ratones a los que podemos evaluar la capacidad de movimiento y vemos que los animales viejos se mueven menos que los animales jóvenes y con este factor de crecimiento podemos revertir esa capacidad motora”, detalla.
Si bien la terapia génica aplicada no rejuvenece a los ratones, esta aumentaría su capacidad física y motora en ratones viejos, pareciéndose en algunas características físicas a los ratones jóvenes.
Para medir el rendimiento y sus mejoras, se les realiza una prueba donde se pone al ratón sobre una rueda que gira y se ve cuánto tiempo puede mantenerse corriendo. “Los animales viejos caen más rápido y tienen menos capacidad de coordinar los movimientos, mientras que los jóvenes se mantienen más tiempo dentro de la rueda. El grupo de viejos tratados con la terapia genica, si bien no están al mismo nivel que los jóvenes, se mantienen un poco más arriba de la rueda que los viejos sin tratar. Si esto lo llevamos a los humanos, se ve que a medida que pasan los años, caminan menos o más lento y con esta terapia eso podría cambiar”, cierra.
Fuente: GERO