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Organismos serían más vulnerables al calentamiento global

Organismos serían más vulnerables al calentamiento global

Cooperativa Ciencia,

Tiempo de lectura: 3 minutos Los anfípodos, crustáceos acuáticos con más de 7.000 especies descritas alrededor del mundo, son animales mucho más propensos al calentamiento de las aguas de los ríos de lo que se pensaba. Esto, según un estudio global liderado por científicos de Chile, España, Francia y Países Bajos. Entre ellos, el académico de la Universidad Católica e investigador CAPES, Dr. Enrico Rezende.

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El estudio, publicado recientemente en la revista Global Change Biology, los investigadores presentaron un nuevo método para medir la tolerancia térmica en animales, unificando de mejor forma lo observado en terreno con los experimentos efectuados en ambientes controlados. “La tolerancia térmica, o tolerancia al calor, suele medirse sacando a los animales del agua y llevándolos al laboratorio, donde son expuestos a aguas progresivamente más cálidas durante una o dos horas, y determinando la temperatura a la que éstos empiezan a morir”, explica el Dr. Wilco Verberk, ecólogo de la Universidad de Radboud (Países Bajos) y autor principal del estudio.

En el caso de las especies de anfípodos estudiadas —Dikerogammarus villosus y Echinogammarus trichiatusesta, ambas provenientes de afluentes del río Waal, en Países Bajos— esta temperatura ronda los 34° Celsius, “y como la temperatura de nuestros ríos no suele sobrepasar los 27°C, se asumía que éstos organismos contaban con un margen de seguridad de unos 7 grados antes de empezar a morir”, cuenta Verbek. Sin embargo, los cortos períodos de tiempo utilizados en los experimentos bien pudieron haber sobreestimado las cosas, según el investigador: “los seres humanos podemos soportar perfectamente una hora en el sauna, por ejemplo, pero no deberíamos pasar todo el día ahí”, señaló.

Aclimatación

Verbek y su equipo estudiaron qué tan bien podían los anfípodos soportar el calor extremo más allá de unas cuantas horas. Así, en su nuevo modelo, la sobrevivencia es expresada como una probabilidad más que como una temperatura crítica, o máxima. “Matemáticamente, las probabilidades son un indicador mucho más flexible a la hora de pronosticar cambios en las poblaciones de animales, permitiendo, mediante cálculos sencillos, saber qué es lo que pasaría en períodos de exposición más largos”.

Precisamente, una de las consecuencias de medir la supervivencia de estos crustáceos a lo largo de semanas, en vez de horas, fue la abrupta desaparición de esos 7 grados de margen previamente estimados. Más aún, los investigadores hallaron una diferencia notable en los resultados dependiendo de si los anfípodos estaban previamente aclimatados al agua fría o caliente, y si eran mantenidos en ambientes con un alto o un bajo contenido de oxígeno.

“Como cualquier otro animal de sangre fría (o “ectotermos”, como le denominan los científicos), los anfípodos necesitan oxígeno para su metabolismo cuando se hallan en aguas cálidas”, comenta Verbek, “de este modo, notamos que los anfípodos podrían soportar de mejor manera el calor extremo si estaban previamente aclimatados a condiciones donde se requiere de más oxígeno (en el caso del agua cálida) o cuando la extracción de oxígeno es difícil (agua pobremente oxigenada).

Enrico Rezende, co-autor del estudio e investigador CAPES, “así como nuestros cuerpos pueden adecuarse los organismos también pueden aclimatarse a temperaturas más altas El problema es que esta capacidad es limitada.

A esta capacidad de los organismos de aumentar su capacidad de tolerancia mediante la exposición previa a altas temperaturas, se le conoce como “aclimatación térmica”. En palabras de Enrico Rezende, co-autor del estudio e investigador CAPES, “así como nuestros cuerpos pueden adecuarse a mayores cantidades de ejercicio o mayor altitud, los organismos también pueden aclimatarse a temperaturas más altas y, por lo tanto tolerar temperaturas más extremas. El problema es que esta capacidad es limitada, y no puede compensar del todo las diferencias evolutivas entre especies, por lo que un pingüino puede aclimatarse y tolerar temperaturas más altas, pero nunca tanto como un ave tropical”.

Fuente: CAPES – UC

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