¿Cómo se alimentó la gente durante la pandemia?
Tiempo de lectura: 2 minutos Un estudio realizado en países latinoamericanos reveló brechas en la calidad de los alimentos consumidos durante la pandemia de Covid-19 de acuerdo al nivel socioeconómico de las personas. Los de altos ingresos priorizaron la compra de alimentos frescos, mientras que los bajos priorizaron los alimentos no perecederos.
La pandemia trajo consigo cambios en todos los aspectos de la vida de las personas y la alimentación no quedó exenta de aquello. Hubo problemas en la cadena de abastecimiento de alimentos y en el acceso a estos.
Dado lo anterior, el investigador y académico de la carrera de Nutrición y Dietética de la Universidad Católica, José Luis Moya, quien dirigió el estudio en conjunto con académicos e investigadores de las universidades San Sebastián y del Desarrollo de Chile, Universidad UTE de Ecuador, Pontificia Universidad Javeriana de Colombia, Autónoma de Nuevo León, México, UNIFE del Perú y Católica de Santa Fe de Argentina denominado: «Food Purchase Prioritization During the COVID-19 Pandemic in Latin America«.
El investigador UC, da a cuenta que “el grupo estudiado fueron personas mayores de 18 años, excluyendo a mujeres embarazadas o puérperas de cuatro meses o menos, individuos con tratamiento farmacológico o terapias psicológicas para la depresión, los trastornos de ansiedad, el estrés o los trastornos del estado de ánimo, y los sujetos con patologías que requieren tratamiento dietético”.
A través, de una encuesta que se aplicó, durante dos meses, de manera online a 6.357 personas de distintos niveles socioeconómicos pertenecientes a los siguientes países; Chile, Argentina, Colombia, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Panamá, Paraguay, Perú y México, arrojó lo siguiente:
Nivel socioeconómico bajo/medio-bajo, priorizaron la compra de alimentos no perecederos como; papas, arroz/pasta, manteca de cerdo/aceite, azúcar/panela/miel, harina, y jugos y bebidas azucarados.
Nivel socioeconómico alto/medio-alto, priorizaron la compra de alimentos más frescos como; queso/yogurt, frutas frescas, verduras frescas, carnes blancas, rojas y huevo. Legumbres, café/té/mate, frutos secos. Además, de aquellos alimentos que no eran de primera necesidad como: papas fritas/snacks salados, edulcorantes no calóricos, alimentos enlatados, alcohol y dulces.
Sobre el aporte de esta investigación a la comunidad, Moya, agrega que tiene relación con el interés por “dimensionar el impacto que tuvo la pandemia en temas alimentario-nutricionales en diversos grupos, y que muy probablemente las consecuencias se mantengan en el mediano-largo plazo. Asimismo, la diferencia en las canastas familiares por nivel socioeconómico estaría relacionada al costo y a la perecibilidad de los alimentos”.
Finalmente, José Luis Moya, sostiene que “muchos de los estudios realizados durante la pandemia se centraron en la seguridad alimentaria, por lo que resultó interesante saber qué tipo de alimentos se priorizaron en este período. Lo que justifica la importancia, de que los distintos gobiernos centren sus esfuerzos en la implementación de programas que permitan el acceso a grupos vulnerables a alimentos de una calidad nutricional adecuada”.
Fuente: UC