Cobre, el inusual “alimento” de los suelos antárticos
Tiempo de lectura: 2 minutos Investigadores e investigadoras del Programa Nacional de Ciencia Antártica estudian la capacidad de los microorganismos del suelo polar para disolver cobre desde la calcopirita, un mineral esencial para la nutrición de las plantas y otros organismos.
Los suelos antárticos se caracterizan por una limitada diversidad de plantas, pero también por una variedad interesante de microorganismos. Esta simplicidad ecosistémica convierte a este territorio en un destino atractivo para estudiar el rol de estos microorganismos en la presencia de metales pesados y su disponibilidad como “alimento” para otros seres vivos.
Dentro de los metales pesados, el cobre cumple una función relevante en la nutrición de las plantas y otros organismos. En la Antártica, el cobre no suele estar disponible de forma directa, sino que está presente en modos menos accesibles como la calcopirita (de un color amarillo dorado que a menudo se confunde con el oro) dificultándose el acceso de los organismos a este mineral.
Este proyecto se centra en la búsqueda de comunidades de microorganismos (entendidas como agrupaciones de microorganismos que cohabitan en un espacio-tiempo determinado) y sus potenciales adaptaciones en la Antártica para disolver el cobre presente en la calcopirita. El estudio contempla mediciones y modelaciones considerando tanto la temperatura actual de la Antártica como el aumento de las temperaturas que se espera en el futuro debido al calentamiento global.
La vida en los suelos polares
El incremento de las temperaturas en el Continente Blanco está presionando a los micro y macroorganismos. En este contexto, dado que los microorganismos tienen tiempos de desarrollo mucho más cortos (en el rango de horas o días) que los organismos mayores como pingüinos y focas, es más factible estudiar el efecto del cambio climático sobre ellos y hacer proyecciones, explica Carlos Henríquez, bioquímico y doctor en Ciencias Biológicas, perteneciente al Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas (CEAZA).
“Aunque los microorganismos responsables de este proceso se encuentran bastante bien caracterizados, nosotros apostamos a que en la Antártica podremos encontrar nuevas especies u organismos emparentados con otros ya conocidos, pero que debido a las condiciones particularmente extremas sean capaces de realizar el mismo proceso de solubilización con un mejor rendimiento en relación a la temperatura a la cual tradicionalmente ocurre. Existen muy limitados reportes al respecto que indican que el proceso de solubilización puede ser muy eficiente a bajas temperaturas, como las que encontramos en los sitios que estamos estudiando”, comenta el líder de la investigación.
FUENTE: INACH