¿En qué fijarse para evitar los hongos venenosos?
Tiempo de lectura: 2 minutos Una intoxicación de una familia en Hualqui, Bio Bio, por comer hongos silvestres pone de relieve la importancia de saber distinguir correctamente las especies que se pueden consumir con seguridad de las que conllevan riesgos para la salud y la vida.
En Chile existe una amplia variedad de setas silvestres, alrededor de las que existe una tradición de recolección y consumo, sobre todo en el mundo rural. Afortunadamente el número de especies peligrosas es acotado, dice el académico de la Facultad de Ciencias Naturales y Oceanográficas de la UdeC, Götz Palfner.
Por eso, advierte que a la hora de salir a buscarlas el conocimiento es fundamental. “Lo mejor es conocer bien las pocas especies tóxicas que tenemos y distinguirlas; ese es el ejercicio más fácil si uno quiere recolectar y consumir setas silvestres”, dice el jefe del Laboratorio de Micología y Micorrizas de la UdeC.
Lo mismo aplica para los hongos que son comestibles. “La idea es limitarse a las pocas especies que uno conoce perfectamente, quedarse solo con la callampa de pino o Lactarius deliciosus, que son especies muy características y fáciles de identificar”, agrega.
Por otro lado, recomienda no arriesgarse con especies que no se conocen o que se ven por primera vez y, en último caso, “la regla de oro es abstenerse”.
El especialista señala que si bien hay muchos lugares donde existe una tradición familiar de recolectores, siempre es bueno solo confiar en lo que cada uno recoleta y evitar recibir hongos recogidos por otras personas.
“Es común que vengan especies (comestibles y tóxicas) mezcladas”, asevera. También, explica el experto, es frecuente que alguien coma una pequeña porción del hongo venenoso que viene entre los otros para intoxicarse.
En Chile existen dos especies de setas que son venenosas y las causantes mayoritarias de las intoxicaciones graves en Chile: Amanita phalloides y Amanita gemmata variedad tóxica o simplemente Amanita tóxica.
Ambas fueron introducidas hace unos 50 años asociadas a árboles exóticos, como pino y también encino y castaño, recuerda el investigador. Los dos últimos son los principales responsables del desarrollo de Amanita phalloide, conocida como burbuja verde en España y que es el más peligroso de todos.
“Por otro lado hay amanitas nativas en Chile y hay una tradición de comerlas; no son venenosas, pero son muy similares en su aspecto y morfología a las amanitas tóxicas que llegaron al país hace pocas décadas. Ahí está la clave para estas intoxicaciones”, observa el investigador.
Los hongos venenosos, sobre todo Amanita phalloides, tienen toxinas altamente dañinas, tan potentes que basta con ingerir una muy pequeña cantidad, aunque esté cocinada, para provocar un daño hepático o renal que puede ser mortal.
Los síntomas
En general, según indica el especialista, comúnmente una ingesta de hongos venenosos viene seguida en las horas siguientes de un cuadro de dolor de estómago, náuseas, vómitos y diarrea.
“Después de eso, la persona se recupera y piensa que con eso ya pasó, pero en el caso de la Amanita phalloides y Amanita tóxica, si permanecen restos en el cuerpo después de esta primera fase, viene una fase asintomática”.
“Después el cuerpo va a reaccionar nuevamente con dolores abdominales fuertes, sobre todo en la zona del hígado, pero a esta altura el daño hepático es tan grave que ya no hay remedio. Se produce una falla hepática fulminante y la única cura es un trasplante de hígado”, acota.
El consejo del especialista es acudir inmediatamente a un centro de salud si se presentan síntomas de la primera fase luego de consumir hongos silvestres, aunque se trate de una sospecha de haber comido setas venenosas.
Por otro lado, se recomienda en lo posible, rescatar partes para su análisis, de manera que expertos puedan identificar de qué especie se trata.
Fuente: U. de Concepción