¿Qué significa para Chile la reciente alerta climática?
Tiempo de lectura: 3 minutos Una preocupante alerta emitió la Organización Meteorológica Mundial (OMM), proyectando que la temperatura media anual de la Tierra podría elevarse sobre los 1,5 grados. ¿Por qué ocurriría esto y cómo afectaría al país? Investigadores en climatología lo explican.
Un llamado de alerta realizó hace algunos días la Organización Meteorológica Mundial (OMM), quien pronosticó que la temperatura media anual cerca de la superficie terrestre podría elevarse, de forma transitoria, más de 1,5 grados por encima de los niveles preindustriales entre 2023 y 2027. Pero, ¿qué significa esta cifra y cómo afectará al país? Cooperativa Ciencia conversó con expertos en climatología para responder a estas preguntas.
El climatólogo y académico de la Universidad de Santiago, Raúl Cordero, explica que 1,5 grados celsius es el límite adoptado en el acuerdo de París para el calentamiento global. El científico advierte que «superar ese límite es una señal de lo insuficiente de nuestros esfuerzos a nivel global para limitar nuestras emisiones de gases de efecto invernadero y detener el calentamiento global»
En la misma línea, el investigador del Centro de Observación de la Tierra Hémera y director del Observatorio de la Sequía Multiescala para Chile, Francisco Zambrano, asegura que este incremento evidencia que los cambios proyectados a futuro de acuerdo a los estudios se estarían adelantando. Además, «no se estaría logrando reducir los niveles de CO2, por lo que la temperatura está aumentando y en algunas zonas pasaremos el umbral de anomalía de 1,5°C», señala.
Discrepancias en su reversión
Desde la OMM aseguran que un aumento de las temperaturas como el proyectado tendría series repercusiones para la salud de las personas, la seguridad alimentaria, la gestión de las aguas y el medio ambiente. En este sentido, ¿sería posible tomar acciones para cambiar este panorama?
Mientras que para Cordero no hay posibilidad de que sea reversible, Zambrano asegura que lograrlo implica tomar medidas para contener el aumento de CO2: «Debemos llegar a un escenario de carbono neutral, en donde lo que generamos de CO2 sea consumido, de manera de no aumentar la concentración de CO2 en la atmósfera. Si lo logramos podemos detener el aumento de la temperatura».
Fenómenos climáticos y CO2
Los expertos detallan que la proyección de la OMM se debe a diversos factores. Uno de ellos es el aumento de la concentración de CO2 en la atmósfera, lo que provoca cambios en la temperatura y precipitación: «La precipitación aumenta, sobre todo en el hemisferio norte. Por su parte, los patrones de precipitación cambian. Se gatillan con esto el aumento de fenómenos extremos, como son las olas de calor, precipitaciones intensas y periodos de sequía«, señala Zambrano.
Por su parte, Cordero destaca los efectos momentáneos de alguna oscilación climática, como los es El Niño: «El Niño suele empujar la temperatura global al alza, así que su efecto, sumado al calentamiento global, podría hacer que se supere el límite de 1,5° del calentamiento».
Impacto en ecosistemas
La OMM proyectó que el aumento de temperaturas afectará, en mayor medida, en el extremo norte de la Tierra, incrementando tres veces en comparación con el resto del mundo. Además, indicó un incremento de temperaturas globales y lluvias intensas o sequías en algunas regiones del mundo, entre ellas, América Latina, producto del inminente inicio del fenómeno de El Niño.
En el caso de Chile, explica Zambrano, se proyecta que ocurran eventos extremos, como olas de calor, precipitaciones intensas en poco tiempo y aumento de las temperaturas en general, considerando las máximas pero también las mínimas. Para Cordero, esto da paso a incrementar la sequía: «Significa extraordinarias alzas en la frecuencia de olas de calor y pérdida paralela de precipitaciones. Para nosotros, más calentamiento global significa más sequías«.
El gran afectado es el ecosistema nacional: «Los cambios en el clima tienen impacto en el ecosistema, que es el que se tiene que adaptar a la nueva realidad climática. La agricultura demanda mayor cantidad de agua y, si estamos con problema de oferta de agua, se produce un desbalance en donde necesitamos más agua de la que tenemos. Eso provoca que consumamos las reservas, como embalses y aguas subterráneas«, señala Zambrano.