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Endometriosis y salud mental: ¿Cómo afrontar el dolor y mejorar la calidad de vida?

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Tiempo de lectura: 2 minutos La psicóloga María Pía Fernández destaca la necesidad crucial de un acompañamiento psicológico temprano y estrategias integrales para que las pacientes puedan mejorar su bienestar general.

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La endometriosis, una enfermedad crónica que afecta a un número significativo de mujeres en Chile, va mucho más allá del dolor físico, ya que impacta profundamente la salud mental.

«Esta es una enfermedad crónica, cuando aparece no se va nunca más (…). Tu cuerpo sigue funcionando a través de la endometriosis», explica la psicóloga María Pía Fernández, directora del Centro Integral Bienestar.

Este carácter persistente, que a menudo acompaña a la mujer desde la adolescencia hasta la menopausia, genera un desgaste físico y emocional considerable.

El impacto en la salud mental comienza desde el momento del diagnóstico. La noticia suele ser un shock, no solo por el desconocimiento general sobre la enfermedad, sino también por la asociación casi inmediata con la infertilidad. «Cuando te dicen [el diagnóstico], la mayoría de las mujeres no saben lo que es (…). Inmediatamente asocian endometriosis igual infertilidad«, comenta la especialista.

Si bien aclara que «no necesariamente te deja infértil«, el miedo y la incertidumbre sobre la maternidad son una carga emocional significativa. Otros momentos críticos incluyen el ajuste postoperatorio, el miedo constante al regreso del dolor invalidante («periodo menstrual es igual a dolor», resume Fernández sobre el temor) y el complejo y a menudo solitario proceso de la fertilización asistida, lleno de incertidumbre y falta de control.

Estrategias de acompañamiento: Aceptación, mindfulness y nuevas tecnologías

El acompañamiento en salud mental idealmente debería comenzar «el día uno«, junto con el diagnóstico médico. Fernández enfatiza la importancia de que los profesionales de la salud reconozcan esta necesidad y deriven tempranamente. «Hoy día los médicos que entienden que esta enfermedad no es ginecológica, entienden que va de la mano de lo integral», señala.

Este enfoque incluye no solo apoyo psicológico, sino también kinesiología de piso pélvico y cambios hacia una alimentación antiinflamatoria. Desde la psicología, las estrategias se centran en ayudar a las mujeres a «volver a conocerse« y aceptar su nueva realidad corporal.

Se trabaja intensamente en el manejo de las expectativas y la necesidad de control, utilizando herramientas como:

  • Mindfulness y técnicas de relajación: Ejercicios de respiración y meditación para gestionar la ansiedad y el dolor.
  • Terapia de aceptación y compromiso: Enfocada en aceptar lo que no se puede cambiar y comprometerse con acciones que mejoren la calidad de vida.
  • Análisis y autoconocimiento: Utilizando recursos como libros, películas y escritura terapéutica para que la paciente se observe y comprenda sus procesos.
  • Exploración del linaje femenino: Revisar patrones familiares de salud femenina y «cargas» simbólicas que pueden estar influyendo, rompiendo con la normalización del dolor menstrual que a menudo se hereda culturalmente.

En casos de ansiedad severa o problemas de sueño, se deriva a psiquiatría para evaluar la necesidad de medicación que permita estabilizar a la paciente y que la terapia psicológica sea más efectiva. Además, Fernández menciona el uso de tecnología como la cápsula «Sonic Drop«, una cama de vibroacústica y luz que simula un útero, ayudando a la relajación profunda, la reestructuración celular y la desinflamación, complementando así el tratamiento integral ofrecido en su centro.


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