Alianza entre Nestlé y la UC busca avanzar en el potencial nutritivo de hongos y algas

Tiempo de lectura: 2 minutos A través del Centro de Innovación UC, estudiantes de doctorado investigarán el potencial de ingredientes vegetales avanzados, buscando desarrollar alimentos nutritivos y amigables con el medio ambiente.
La necesidad de encontrar fuentes de alimentación innovadoras y sostenibles es más urgente que nunca. El cambio climático, el crecimiento poblacional y la presión sobre los recursos naturales exigen explorar alternativas a las proteínas tradicionales. En este contexto, Chile emerge como un laboratorio natural privilegiado.
«Si uno mira los cambios a nivel mundial (…) y por otro lado el cambio climático, uno dice bueno, si tengo proteínas animales o vegetales, yo tengo que buscar en otra parte, porque la proteína vegetal igualmente consume agua», explica Ramón Molina, director ejecutivo del Centro de Innovación UC.
«Chile, con 4.000 km de costa, es como un premio para decir ‘Busquemos proteína en el alga, en el mar‘, y esas de por sí no consumen agua dulce, son sustentables», agrega Molina.
Esta mirada pone el foco no solo en el valor nutricional, sino también en la sostenibilidad ambiental, un pilar fundamental para un futuro alimentario resiliente.
A las algas se suman los hongos, organismos que también están captando la atención científica mundial por su versatilidad y potencial nutritivo, perfilándose como un «alimento del hiperfuturo«, según tendencias globales mencionadas por Molina.
Puente entre la academia y la industria
Este acuerdo entre Nestlé y la UC se materializa a través de un programa pionero: la inserción de estudiantes de doctorado directamente en el entorno industrial. Estos investigadores trabajarán en sus tesis abordando desafíos específicos de Nestlé, relacionados con la seguridad alimentaria y la sostenibilidad.
«Logramos tender un puente entre la academia y la industria bien específico«, comenta Molina. El objetivo es doble: por un lado, Nestlé se beneficia de investigación de frontera aplicada a sus necesidades de desarrollo de nuevos ingredientes y formulaciones (como partículas de origen vegetal estables o el estudio de proteínas de porotos latinoamericanos); por otro, la universidad y sus estudiantes conectan su conocimiento avanzado con problemáticas reales del sector productivo.
Este modelo busca acortar la brecha existente en Chile, donde, a diferencia de países desarrollados, la mayoría de los doctores (PhD) permanecen en la academia.
«Si fuera un país desarrollado, los doctores (…) trabajarían en la industria normalmente. Acá en Chile casi nadie«, lamenta el académico.
Potencial chileno para soluciones globales
El éxito de esta iniciativa no recae únicamente en la empresa y la universidad. Ramón Molina destaca el rol crucial del sector público, que a través de becas y otros instrumentos de apoyo, facilita el acceso de las empresas a talento altamente cualificado de manera costo-efectiva.
Se configura así un ecosistema de «cuádruple hélice» (academia, industria, sector público y sociedad civil), e incluso «quíntuple» si se considera al medio ambiente, trabajando conjuntamente.
La investigación se enfoca en desarrollos locales con potencial global. «Imagínate lo que puede salir de hongos chilenos o de porotos latinoamericanos o de algas de la costa chilena. No es una investigación para acá [solamente]», enfatiza Molina.