Desde Chile se registró el «despertar» de un enorme agujero negro

Tiempo de lectura: 2 minutos Tras décadas de inactividad, este gigante cósmico apodado «Ansky» ahora emite potentes erupciones de rayos X, ofreciendo una oportunidad única para estudiar estos enigmáticos objetos en tiempo real.
La mayoría de las galaxias albergan un agujero negro supermasivo (SMBH) en su núcleo. Contrario a la creencia popular de devoradores constantes, estos objetos masivos suelen pasar largos periodos en un estado latente, lo que dificulta enormemente su detección y estudio. Sin embargo, el SMBH en el corazón de la galaxia SDSS1335+0728, ubicada a 300 millones de años luz en la constelación de Virgo, rompió drásticamente esa inactividad.
El despertar de un gigante
Tras décadas de silencio cósmico, los primeros indicios de actividad en SDSS1335+0728 surgieron a finales de 2019, cuando la galaxia comenzó a brillar de forma inesperada en observaciones ópticas. Fenómeno que alertó a la comunidad astronómica.
Estudios posteriores llevaron a la conclusión de que el agujero negro central estaba entrando en una fase activa, transformando la región central de la galaxia en lo que se conoce como un Núcleo Galáctico Activo (AGN, por sus siglas en inglés). A este AGN recién activado se le apodó «Ansky».
La investigadora del Observatorio Europeo Austral (ESO) y líder del equipo inicial, Paula Sánchez Sáez, relata cuando «Vimos por primera vez que Ansky se iluminaba en imágenes ópticas, activamos observaciones de seguimiento utilizando el telescopio espacial de rayos X Swift de la NASA, y comprobamos datos archivados del telescopio de rayos X eROSITA, pero en aquel momento no vimos ninguna evidencia de emisiones de rayos X».
La naturaleza exacta del evento seguía siendo un misterio, esperando observaciones más detalladas.
Erupciones misteriosas y el rol clave de Chile
El panorama cambió radicalmente en febrero de 2024. Un equipo liderado por la investigadora de la Universidad de Valparaíso, Lorena Hernández-García, detectó las primeras ráfagas de rayos X procedentes de Ansky utilizando datos del telescopio espacial XMM-Newton de la Agencia Espacial Europea (ESA). Estas no eran emisiones continuas, sino erupciones de corta duración que se repetían a intervalos casi regulares, un fenómeno raro conocido como Erupciones Cuasiperiódicas o QPEs (Quasi-Periodic Eruptions).
Descubiertas por primera vez en 2019, las QPEs son todavía un enigma. «Aún no entendemos qué las causa. Estudiar Ansky nos ayudará a entender mejor los agujeros negros y cómo evolucionan», señaló Hernández-García.
El telescopio XMM-Newton fue crucial, siendo el único con la sensibilidad necesaria para detectar la débil emisión de fondo de rayos X entre los estallidos.
Lo que hace a Ansky particularmente extraordinario son las características de sus QPEs. «Las ráfagas de rayos X de Ansky son diez veces más largas y diez veces más luminosas que las que vemos en un QPE típico», añadió el investigador del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), Joheen Chakraborty.
La causa de estas erupciones sigue bajo debate. La teoría predominante para QPEs involucra la interacción de un objeto (como una estrella o un agujero negro más pequeño) con el disco de acreción que rodea al SMBH. Sin embargo, no hay evidencia de que Ansky haya destruido una estrella recientemente.
Observar la evolución de Ansky en tiempo real representa una oportunidad sin precedentes. El despertar de Ansky no solo ilumina los misterios de los agujeros negros, sino que también destaca la importante contribución de la astronomía chilena en la frontera del conocimiento cósmico.