Más de 190 países aprueban tratado OMS para enfrentar futuras pandemias

Tiempo de lectura: 2 minutos El primer tratado global sobre pandemias busca mejorar la coordinación internacional y asegurar un reparto más equitativo de recursos clave, como vacunas y medicamentos ante futuras emergencias sanitarias globales.
En un paso crucial hacia una mejor preparación frente a futuras crisis sanitarias. Este martes, los estados miembros de la Organización Mundial de la Salud (OMS) lograron un consenso histórico al adoptar el primer tratado global diseñado específicamente para la prevención, preparación y respuesta ante pandemias.
Este hito llega después de tres años de complejas deliberaciones, marcadas por la urgencia de aprender las lecciones dejadas por la pandemia de COVID-19.
En un contexto clave para la OMS y la contingencia internacional tras el anuncio del retiro de Estados Unidos, esta alianza busca establecer un marco de cooperación internacional con el objetivo de evitar las desigualdades vividas recientemente. Además, busca garantizar una respuesta más coordinada y solidaria ante la aparición de nuevos patógenos, un evento que la comunidad científica considera inevitable.
Logística y acceso equitativo
Uno de los pilares fundamentales del tratado es la creación de una red global de cadena de suministro y logística para asegurar un acceso rápido y equitativo a productos esenciales como medicamentos, vacunas y material médico, no sólo en contexto de pandemia, sino que también en otras crisis humanitarias.
Fundamentalmente, se insta a los países a no realizar «reservas nacionales excesivas» de productos vitales. Esta medida responde directamente a la experiencia de la pandemia de COVID-19, donde algunos países acumularon vacunas muy por encima de sus necesidades inmediatas, mientras naciones más pobres enfrentaron una escasez crítica, recibiendo suministros a cuentagotas y, en ocasiones, cerca de su fecha de caducidad.
Otro elemento innovador es el establecimiento de un nuevo mecanismo de «acceso y participación en los beneficios» derivados de patógenos compartidos a través del sistema gestionado por la OMS.
El objetivo es que las compañías farmacéuticas que desarrollan vacunas o tratamientos a partir de estos patógenos asignan un 20% de su producción a la OMS: la mitad como donación y la otra mitad a un precio asequible.
«Esto significa que la próxima vez que una pandemia golpee y que con el dinero de los contribuyentes se desarrolle una medicina muy costosa, los gobiernos podrán intervenir en beneficio de sus ciudadanos y de gente en todo el mundo», señaló la directora de la ONG «Iniciativa por Medicamentos para Enfermedades Olvidadas (DNDi)», Michelle Childs.
Desafíos y expectativas
A pesar del consenso, el camino hacia el acuerdo no fue sencillo. Las negociaciones incluyeron sesiones maratónicas y, como señalaron varios diplomáticos, muchos de los compromisos adoptados son de carácter voluntario. El resultado es visto como un «compromiso necesario» y una muestra de apoyo al multilateralismo en tiempos complejos para la OMS.
El tratado también introduce un cambio relevante respecto a la financiación pública de la investigación. Por primera vez, se estipula que la inversión de fondos públicos en el desarrollo de nuevos tratamientos, diagnósticos o vacunas debe realizarse bajo condiciones que garanticen un beneficio para el bien común.
Organizaciones como Médicos Sin Fronteras (MSF) han valorado positivamente varios elementos del acuerdo, destacando la «señal fuerte de solidaridad mundial» y el compromiso con una gobernanza inclusiva. El llamado ahora es a los Estados: convertir los compromisos firmados en acciones concretas para que este histórico acuerdo se traduzca en vidas salvadas durante la próxima emergencia sanitaria global.