Test telemático que monitorea secuelas del Covid-19
Tiempo de lectura: 2 minutos Se trata del 30s sit-to-stand (30s-STS), una prueba clínica rápida, fácil de usar y de bajo costo, que consiste en pararse y sentarse de una silla durante 30 segundos, la mayor cantidad de repeticiones posibles.
Un grupo de investigadores de la Universidad de Chile y de la Universidad de Valencia en España determinó que la prueba 30s sit-to-stand (30s-STS) es factible de implementar de manera telemática y logra demostrar la relación con fatiga, disnea, calidad de vida y dolor o malestar en pacientes comunitarios de Long COVID.
El test 30s-STS mide la capacidad física en personas con diferentes condiciones de salud y consiste en pararse y sentarse de una silla durante 30 segundos, la mayor cantidad de repeticiones posibles. De esta manera, el estudio plantea que cualquier especialista puede tomar esta prueba en sesiones de telesalud, especialmente, cuando las barreras geográficas o económicas impiden la evaluación de las secuelas físicas de COVID-19.
“El objetivo de este estudio fue determinar la factibilidad de la prueba 30s-STS en el entorno de telesalud y su relación con síntomas persistentes como fatiga, disnea y dolor en una muestra de pacientes no hospitalizados con Long COVID”, indica el estudio publicado en la revista científica internacional Diagnostics.
El kinesiólogo y académico de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, Rodrigo Núñez, uno de los investigadores de este estudio, explica que esta prueba “ha sido validada previamente en adultos mayores y personas con cáncer. Lo importante es que exista buena conexión a internet por ambas partes y así garantizar una buena comunicación y corroborar la correcta ejecución del test”. En esta línea, destaca que 30s sit-to-stand (30s-STS) “es una prueba clínica de capacidad funcional rápida, fácil de usar y de bajo costo”.
Si bien, el objetivo no es revelar síntomas de Long COVID, la prueba busca “evaluar la capacidad funcional de las personas que tienen esta condición. Es decir, personas con síntomas como fatiga, disnea, dolor, que persisten al menos 6 semanas posterior al episodio agudo de la infección”.
“Este test, que debe ser dirigido por terapeutas, demostró ser factible y seguro de implementar en el ámbito de la telesalud (por la plataforma gratuita Zoom) en personas con Long COVID sin antecedentes de hospitalización. Además, encontramos que las personas que tenían un peor rendimiento en esta prueba, tenían niveles más altos de fatiga, disnea y dolor, así como una peor calidad de vida relacionada con la salud”, revela.
Uno de los objetivos de esta prueba es, además, «valorar los resultados de la rehabilitación, por ejemplo, una mejora de 2 a 4 repeticiones (según la población) indica una mejora clínicamente relevante”. De esta forma, “los equipos de rehabilitación pueden utilizar esta prueba cuando la evaluación de las secuelas físicas del COVID-19 en el entorno presencial no sea posible, por ejemplo, cuando hay barreras geográficas o económicas que lo impiden. Para ello, es importante seguir investigando sobre la seguridad de implementar estas pruebas a distancia en diferentes poblaciones”, finaliza.
Fuente: U. de Chile.