Salud Mental al Día: ¿Qué es el trastorno bipolar y cómo detectarlo?
Tiempo de lectura: 3 minutos En este nuevo capítulo de Salud Mental al Día, el investigador del Instituto Milenio para la Investigación en Depresión y Personalidad (MIDAP), Paul Vöhringer Cárdenas, reflexionó sobre el trastorno bipolar, sus manifestaciones y desafíos.
En un nuevo capítulo de Salud Mental al Día, el investigador del Instituto Milenio para la Investigación en Depresión y Personalidad (MIDAP), Paul Vöhringer Cárdenas, abordó los síntomas, alternativas de tratamiento y qué pasos seguir para abordar a tiempo el trastorno afectivo bipolar. Éste se caracteriza por fases anímicas de episodios depresivos y fases maníacas de exaltación, que mantienen al paciente en dos polos opuestos, acompañado de conductas temerarias, transgresiones y actitudes impulsivas.
«Es una enfermedad del ánimo que, afortunadamente, es muchísimo menos frecuente que el trastorno depresivo mayor. Está caracterizado por fases anímicas depresivas y fases anímicas de exaltación (…). La persona se vuelve más energética, más motivada, más animada», afirmó el subespecialista en trastornos del ánimo y miembro de la Unidad de Bipolaridad del Hospital Clínico de la Universidad de Chile.
Como parte del trastorno, la dicotomía de la hipomanía -un síndrome de exaltación mental- y el síndrome maníaco -cuando el paciente pierde la capacidad de autoconciencia y comienza a tener ideas sobrevaloradas de sí mismo- son dos condiciones fundamentales a tratar adecuadamente, dado que «la depresión es consecuencia de la manía«.
Los primeros estudios describieron que la fase maníaca pueden durar entre dos y cuatro meses. Mientras que, su estado de contraposición, la fase depresiva, puede durar hasta seis meses.
«En general, lo que nosotros sabemos es que el cerebro humano no está diseñado en manera filogenética o evolutiva para tolerar la manía (…). Un paciente que hace una manía, lo más probable es que después haga una depresión. La manía es el fuego, la depresión son las cenizas«, expresó el investigador.
Juicio de enfermedad
De acuerdo con el subespecialista, la consulta principal está avocada por frecuentes episodios depresivos, lo que hace urgente el fortalecimiento de la psicoeducación, lo que dificulta el acceso a un diagnóstico correcto, donde los pacientes pueden tardar entre 8 a 10 años en obtener una respuesta certera.
«El trastorno afectivo bipolar es muchísimo más escaso, las cifras clásicas hablan de 2% hasta un 4%, dependiendo de cómo uno lo defina (…). Es más escaso porque reviste mayor severidad (…). Podríamos decir que las depresiones por trastorno afectivo bipolar son más severas en general, son más graves, son más difíciles de tratar», destacó el miembro de la Unidad de Bipolaridad del Hospital Clínico de la Universidad de Chile.
Para las personas que atraviesan episodios depresivos, maniáticos o derechamente, trastornos bipolares, el tratamiento es permanente y la condición no se cura, sino que «se estabiliza».
Importancia de reconocer las señales
Otra idea relevante en el trastorno, son los aspectos a los que especialistas y cercanos deben poner atención. Entre estos la carga familiar y la alta cifra de heredabilidad que presenta esta enfermedad, siendo cerca de un 80%. El inicio temprano, en la adolescencia o adultez temprana, que destaca la importancia de reconocer ambos tipos del trastorno bipolar, algo que va más allá de brindar apoyo, sino también cuidar que los tratamientos sean adecuados para cada uno.
«La depresión del episodio depresivo mayor se trata con antidepresivos. ¿Qué pasa en el trastorno afectivo bipolar? Ya vimos que una de las depresiones más frecuentes, que es la mixta, la empeoramos con antidepresivos. Sabemos que cuando la persona tiene un episodio maniático, psicótico, hay que usar antipsicóticos (…). Ahora, el tratamiento de fondo para el trastorno afectivo bipolar, es el tratamiento que nos asegura que no vuelvan a haber episodios, ese tratamiento es el estabilizador del ánimo, esa es como la piedra angular del tratamiento», explicó Vöhringer Cárdenas.
Por otro lado, la depresión mixta, caracterizada por extrema irritabilidad y angustia, puede generar dificultades para dormir, siendo la fase depresiva con más alto riesgo suicida.
«La fase mixta es una fase de mucho riesgo. Algo que es muy importante es que esta fase mixta es más frecuente de lo que creíamos (…). El problema es que si uno está deprimido, pero está activado y con ideas malas, y yo le doy algo como tratamiento a una persona, que lo va a activar, como antidepresivos, puedo aumentar mucho el riesgo de suicidio usando antidepresivos en este subtipo (…). Básicamente porque dimos antidepresivos cuando no debimos haberlos dado«, concluyó el médico psiquiatra.