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Informe de ESO confirma graves daños de megaproyecto INNA para la observación astronómica

Informe de ESO confirma graves daños de megaproyecto INNA para la observación astronómica

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Tiempo de lectura: 4 minutos La contaminación lumínica, la turbulencia atmosférica y las vibraciones generadas por el megaproyecto de Aes Andes pondrían en peligro las observaciones astronómicas de clase mundial que se realizan en el Observatorio Paranal, en la región de Antofagasta.

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El mega proyecto industrial INNA, desarrollado por la empresa AES Andes, abarca un área de más de 3.000 hectáreas y contempla múltiples instalaciones de energía y procesamiento. Su proximidad al Observatorio Paranal, ubicado en la región de Antofagasta y reconocido por sus cielos oscuros y despejados, ha alertado a la comunidad científica desde su anuncio, quienes exigen la reubicación de INNA.

Un análisis preliminar de ESO ya había alertado sobre los riesgos, pero el nuevo estudio técnico confirma un impacto aún más grave de lo previsto.

«El resultado de este estudio son verdades científicas verificables e irrefutables, y llegamos a la conclusión de que el impacto va a ser devastador, irreversible y no mitigable si es que el proyecto se queda donde pretende», afirma Itziar de Gregorio-Monsalvo, Representante de ESO en Chile.

El informe revela que la contaminación lumínica aumentaría en al menos un 35% sobre el Very Large Telescope (VLT) y más del 50% sobre el futuro Cherenkov Telescope Array Observatory-Sur (CTAO-Sur), que tiene contemplado el inicio de su construcción para este 2025.

Incluso, el Extremely Large Telescope (ELT), el mayor telescopio infrarrojo del mundo que está aún en construcción, sufriría un aumento del 5% en la contaminación lumínica, un nivel que desde ESO aseguran ser incompatible con las observaciones de alta precisión.

«Con un cielo más brillante, limitamos nuestra capacidad para detectar exoplanetas, observar galaxias débiles e incluso monitorizar asteroides», advierte de Gregorio-Monsalvo.

Simulaciones y modelos confirman el impacto irreversible

El análisis técnico, liderado por el Director de Operaciones de ESO, Andreas Kaufer, y Martin Aubé, experto en brillo del cielo, utilizó modelos de contaminación lumínica de última generación y datos proporcionados por AES Andes al presentar el proyecto para su evaluación ambiental al Sistema de Evaluación Ambiental (SEA).

Las simulaciones consideraron más de 1000 fuentes de luz previstas en el proyecto, asumiendo las tecnologías más modernas para minimizar la contaminación. Sin embargo, existe preocupación por la posible subestimación del impacto real, ya que el inventario de fuentes de luz presentado por AES Andes podría ser incompleto.

«Nos preocupa que el inventario de fuentes de luz planificado por AES no esté completo y no sea adecuado para su propósito. En ese caso, nuestros resultados, ya alarmantes, estarían subestimando el potencial impacto del proyecto INNA en el brillo del cielo de Paranal», explica Kaufer.

El especialista añade que los cálculos asumen condiciones de cielo despejado. «Tendríamos una contaminación lumínica aún peor si consideráramos cielos nublados», afirma. «Si bien Paranal está libre de nubes la mayor parte del año, muchas observaciones astronómicas aún se pueden realizar cuando hay cirros delgados, y en este caso el efecto de la contaminación lumínica se amplifica ya que las luces artificiales cercanas se reflejan intensamente en las nubes«.

Chile perdería su liderazgo astronómico

El estudio también analizó el aumento de la turbulencia atmosférica, las vibraciones y la contaminación por polvo, factores que agravarían el impacto del INNA. Las turbulencias generadas por los aerogeneradores podrían deteriorar las condiciones de visibilidad hasta en un 40%, mientras que las vibraciones afectarían el funcionamiento del interferómetro del VLT (VLTI) y del ELT.

«Estas perturbaciones amenazan la viabilidad de Paranal como líder mundial en astronomía, causando la pérdida de descubrimientos clave y comprometiendo la ventaja estratégica de Chile», afirma de Gregorio-Monsalvo. La reubicación del complejo INNA se presenta como la única solución para proteger los cielos de Paranal.

El proyecto sigue en evaluación

El pasado 20 de diciembre de 2024, AES Andes ingresó su Estudio de Impacto Ambiental sobre el proyecto INNA al Sistema de Evaluación de Ambiental (SEA).

Luego, el 19 de febrero, la Seremi de Medio Ambiente de Antofagasta presentó al SEA un informe que evidencia falencias en el Estudio de Impacto Ambiental presentado por AES Andes para la evaluación del proyecto INNA. En dicho documento, se expusieron reparos e indicaciones a INNA, que apuntan a la ubicación del proyecto, la contaminación lumínica que puede afectar a áreas astronómicas, la distancia con los observatorios, además del impacto en flora y fauna local.

El 25 de febrero finalizó el plazo para que el Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) de Antofagasta dieran un cierre anticipado de INNA, sin embargo, y pese a los antecedentes entregados desde la Seremi de Medio ambiente, no hubo pronunciamiento por parte del organismo. Esto dio lugar a la continuidad en su tramitación.

«La institucionalidad tuvo una oportunidad para frenar el proyecto cuando el Seremi de Medio Ambiente envió todos estos comentarios, pero decidieron seguir adelante con el proyecto«, indica de Gregorio-Monsalvo.

Próximos pasos

Respecto al futuro del proyecto, «lo que sigue es pasar al Proceso de Participación Ciudadana, en donde todos los ciudadanos pueden presentar sus preocupaciones. En nuestro caso, vamos a presentar un documentos muy extendido contando en detalle cómo hemos hecho estos cálculos y cuales van a ser los impactos (del proyecto INNA)», detalla la Representante de ESO en Chile.

«Entendemos que este proceso tiene que seguir su curso, luego tendrán que enviar estos comentarios a la empresa, la empresa tendrá que intentar contestar. Eso sería, de parte de la institucionalidad, el largo proceso que tenemos que seguir para ver cuál seria el resultado final», concluye.

El informe completo se presentará a las autoridades chilenas a finales de marzo como parte del Proceso de Participación Ciudadana y se hará público antes del 3 de abril.


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