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La biodiversidad marina de la Patagonia está bajo la amenaza de una anémona invasora

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Tiempo de lectura: 2 minutos Una expedición, realizada con el objetivo de establecer una línea base ecológica que permita evaluar el estado del ecosistema, descubrió la anémona en las aguas de la reserva nacional Melimoyu, en la región de Aysén.

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La expedición de Filantropía Cortés Solari por la reserva Melimoyu reveló de la presencia de Metridium senile, una especie invasora originaria del hemisferio norte que ocupa una parte significativa del sustrato bentónico, lo que encendió las alarmas de la comunidad científica.

Algunas especies como erizos, picorocos y otros invertebrados marinos están en riesgo por la anémona invasora que se extiende por la Patagonia. Si bien, la primera vez que se alertó su presencia fue en la Patagonia central en el año 2005 y en la Patagonia norte en 2011, en los últimos diez años se registra un significativo aumento que desplaza a las especies nativas.

“Hoy ocupa grandes áreas de sustrato bentónico, desplazando especies importantes de interés comercial como el erizo rojo. En algunos puntos cubre casi el 100% del fondo rocoso y es particularmente abundante entre los 5 y 15 m de profundidad, en este canal. Esto afecta gravemente a las comunidades bentónicas y transforma hábitats previamente dominados por invertebrados nativos”, sostuvo el investigador de la UC, Alejandro Pérez Matus.

¿Cómo logra su rápida propagación?

Según explicó el investigador y líder de la expedición, su reproducción de carácter asexual permite que se produzcan grupos clonales densos, otorgando una ventaja para la anémona frente a otras especies.

“Su capacidad de reproducción y su resistencia a diferentes condiciones ambientales la convierten en una amenaza seria para la biodiversidad marina”, agregó Pérez.

Además, esta especie tolera las adversidades climáticas, salinas y el oxígeno disuelto, lo que le facilita avanzar en el entorno, sin importar sus condiciones.

Otro factor que ayudaría en su propagación, según el investigador, es el transporte de choritos, debido a los vectores que proporciona tras su cosecha, esto permitiría que la anémona se disperse.

«Es urgente implementar planes de monitoreo y regulaciones en la acuicultura para controlar su expansión y reducir su impacto en la biodiversidad marina de la Patagonia», advirtió el especialista.

Este descubrimiento se enmarca en la expedición liderada por Fundación Meri, para monitorear la biodiversidad de la Bahía de Melilmoyu -ubicada en la Patagonia Norte (Región de Aysén). El objetivo es establecer una línea base ecológica que permita evaluar el estado del ecosistema y los posibles impactos de actividades humanas y fenómenos naturales en la zona.

“Desde Fundación MERI llevamos más de cinco años investigando los recursos bentónicos, corales, de la Patagonia Norte, levantando información y haciendo un registro fotográfico y audiovisual de la biodiversidad existente en esta zona. Esta información es muy preocupante. Se trata de una alerta que nos llama a profundizar y mantener el monitoreo de esta zona, de gran riqueza en biodiversidad y ecológica”, sostiene Francisca Cortés Solari, Presidenta Ejecutiva de Filantropía Cortés Solari y Fundación Meri.


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